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Vela | Copa del América

Olfateadores de vientos

Los estrategas predicen los cambios, encaramados a 30 metros.

Josef Margalef
<b>COLGADOS. </b>Sobre la vela del Team New Zealand, el K-Challenge i y el Desafío puede verse a los estrategas.

A más de 30 metros de altura sobre la cubierta de los barcos, y sólo sujeto por un arnés, se puede ver la figura de un tripulante con la mirada puesta en el horizonte. En la mayoría de casos son quienes ocupan la posición de estrategas en la embarcación.

Su labor es conseguir adivinar un viento diferente antes que el rival, o verlo venir antes. Lo importante es tener mejor instinto. Hay que recordar que no está permitida la ayuda exterior y el que tenga mejor "olfato" puede decidir la contienda a su favor.

Los especialistas suelen decir que van unos minutos por delante de cualquier sistema electrónico. Laureano Wizner, el estratega del Desafío Español, explica que "una cosa es tener los instrumentos más avanzados de medición de la intensidad y la dirección del viento en el momento instantáneo y otra, verlos venir. Para eso no hay instrumento que valga, porque la electrónica no llega hasta ahí".

La figura del estratega subido a lo más alto del mástil sólo se da cuando hay poco viento; alrededor de seis a diez nudos. Es el único momento en el que sobre el campo de regatas hay bolsas de aire en diferentes puntos, y ahí es necesario ver de dónde vienen las rachas del viento para poder aprovecharlas y tomar una decisión táctica para poder aventajar al rival.

En cada barco la función de olfateador la realiza una persona determinada. En el caso del Desafío Español, Laureano Wizner es el traveller (comodín que ocupa cualquier posición en el barco) y el estratega es Luis Doreste. Quien sube arriba debe ser una persona que sepa el tipo de información que hay que dar a los de abajo. "En mi caso se la paso a Doreste por línea interna; le doy mi impresión de la situación y de lo que creo que puede suceder. Hay que pensar que todos los cambios de dirección o de intensidad del viento se pueden ver mejor a 30 metros. A cada metro más arriba, mejor se ve", dice el malagueño.

Todos los que realizan esta función dicen que allá arriba no se piensa en los riesgos; es algo a lo que se acostumbran. Lo complicado es el día que hay oleaje ya que a nivel de cubierta casi no notan nada, pero arriba deben sujetarse bien porque sufren más de un golpe y se hacen muchas heridas. En algunos barcos ya llevan un ordenador portátil con la electrónica de navegación, pero en la mayoría de los casos no portan nada. Quizás dentro de poco todas las embarcaciones portarán estos sofisticados equipos.

Aunque su permanencia en el extremo superior del mástil no suele ser muy prolongada, algunas veces deben estar todo el tiempo que dura la regata; es decir, más de una hora y media suspendidos en el aire. La salida es muy importante cuando hay poco viento, porque una predicción acertada ayuda a decidir por qué lado del campo de regatas se debe optar. Una buena salida en match-race (barco contra barco) es clave para lograr la ansiada victoria.