Corazón cubano y pasaporte húngaro

Vladimir Rivero recaló en Pamplona en agosto de 2001. Era el nuevo fichaje de Portland San Antonio, pero le costó un año jugar en la primera plantilla y comenzó con los juniors por un problema en el cupo de extranjeros. Nació en La Habana, pero tenía nacionalidad húngara, pasaporte que solicitó porque uno de sus sueños era jugar unos Juegos Olímpicos. El guardameta fue preseleccionado para los Juegos de Atenas, pero finalmente el seleccionador húngaro decidió no contar con él. Una de sus actuaciones más estelares con Portland la protagonizó este mismo año, cuando el equipo pamplonés ganó la Recopa de Europa. Vladimir compartió el título con su hija pequeña, Jennifer y con su madre María Jesús, a la que no veía desde hacía tres años y medio. Rivero tenía además otras dos hijas. El cubano se adaptó a la perfección a la vida en la capital navarra, donde residía con su hija pequeña. Hace apenas un mes inauguró un bar de copas llamado 'Pachanga', un local con un nombre acorde a otra de sus grandes pasiones, el baile. Sin embargo, también hubo sombras en su vida. Hace meses fue detenido por malos tratos, pero después fue retirada la denuncia y el caso fue sobreseído provisionalmente.