Fútbol sala | Mundial

Lozano: "No tendremos compasión de Taiwán"

España no hará concesiones, pero rebajará esfuerzos

Alejandro Alcázar
c. rubio

Será el partido más placido que España va a jugar en este Mundial. En frente la selección anfitriona, Taiwán, que tras recibir 12 goles ante Egipto mira asustada el partido que se le viene encima ante la campeona del mundo. Javier Lozano no estaba dispuesto a hacer ninguna concesión a los anfitriones, al considerar que un Mundial está por encima de cualquier situación: "No vamos a tener compasión y si no que no compita". Pero la realidad es que España tendrá que economizar esfuerzos ante un torneo que va pesando a medida que pasan los días. A pesar de todo nunca se sabe si España será capaz de romper su propia marca de goles en un encuentro, 17-1 a Armenia, incluso con los suplentes. Y es que será una oportunidad pintiparada para que los jugadores que menos minutos puedan tener a lo largo del torneo tengan una opción de cogerle el aire a la competición, soltar nervios y demostrar que son válidos para el equipo en caso de necesitarles.

Quienes sí se juegan mucho son egipcios y ucranios. Un triunfo de los europeos clasificaría matemáticamente a España como primera de grupo, lo que relajaría convenientemente a los nuestros de cara al último encuentro ante los africanos. Pero, de ser Egipto la que salga triunfadora, Lozano tendrá que trabajar para afrontar ese encuentro con garantías y asegurar el primer puesto que eludiría a Brasil en la segunda fase.

Brasil ganó.

Los brasileños se divirtieron ayer y arrancaron constantes gritos histéricos de las gradas. Y es que los australianos no existieron. Los brasileños se hartaron de atacar mostrando toda gama de regates, caños, remates, combinaciones e incluso chilenas como la de Falçao, que se estrelló en un poste, para aplastar a un rival (0-10) que es cierto que juega su quinto Mundial pero que no le sirve de nada. Y Brasil lo demostró con diez goles.

Hubo una amenaza de bomba

Ha trascendido que el día de la inauguración del Mundial, la organización recibió una amenaza de bomba que hizo que se planteara la posibilidad de desalojar el pabellón dos horas antes de iniciarse el campeonato. La presencia del presidente del país, Chen-Shui-bian, y de Joseph Blater llevó a reforzar las medidas de seguridad.

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