Selección | Eurocopa 2004

Sáez confía en un bloque maduro con Raúl de líder

Prepara el debut con vídeos de Rusia y se apoya en el capitán para arrancar

Tomás Guasch
AGUILERA/SEVILLANO

Iñaki Sáez es el seleccionador y el primer hincha de esta selección. Considera que tiene calidad suficiente para pelear por el título y presume ante sus íntimos de que el ambiente en el equipo de España es muy superior, en lo bueno, al de muchos clubes de nuestra Liga. "Incluso cuando más reñida estaba la pelea entre Madrid y Valencia, aquí eran una piña, un grupo de jóvenes decididos a escribir su historia en la Selección", comenta el técnico vasco, seguro de que el suyo es un joven y maduro grupo de buenos futbolistas.

Sáez da por conquistadas dos plazas vitales en estos combates: la del convencimiento y la del liderazgo. Sostiene que el grupo sí cree que puede ser campeón (condición indispensable para serlo) y que sí existe el líder y es Raúl. De lo primero se convenció tras sus muchas charlas con los jugadores. "Todo eso del gafe de los cuartos de final no afecta; la mayoría no lo conoce o lo ha vivido sólo una vez", cavila el técnico. En el último Mundial no hubo gafe, hubo un mal arbitraje y un primer tiempo en el que Corea se escapó viva y alimentó su sueño de meterse en la semifinal: el vídeo demuestra que España no tiró a puerta hasta el minuto 40.

No cree Sáez que aquel recuerdo viva en el ánimo de ninguno de los jugadores de hoy. Y le sorprendió, pues nada sabía, que Raúl se levantara en la Catedral de Santiago y leyera aquella emotiva plegaria. Esto despejó todas las dudas que pudieran abrirse en torno al rol que el madrileño debe desempeñar en el equipo. Sáez se apoya en el capitán para arrancar. Es el líder y a su alrededor habita un enjambre de futbolistas jóvenes, pero con personalidad y títulos sobrados como para jugar una Eurocopa con la cabeza fría y el corazón caliente: desde el portero, Casillas, al extremo izquierda Vicente.

Desde hoy, a tres días del partido, se irá acusando sin embargo el llamado síndrome del debut. El técnico ve vídeos de Rusia, pero busca uno imposible, uno en el que no aparezcan los lesionados defensas centrales Ignasihevich y Onopko, que iban a ser los titulares. Será una selección más floja por el centro, lo que España tratará de aprovechar abriendo el campo y entrando a por uvas, de salida con Morientes.

Aire fresco. Los jugadores creen a pie juntillas lo que Saéz les repite una y otra vez: que hará cambios, que jugar tres partidos en ocho días (ante Rusia, el 12; Grecia, el 16 y Portugal, el 20) les cargaría cabeza y piernas, y que la mayoría va a tener sus minutos, pues el vasco está convencido de que sólo poniendo sobre el campo un equipo fresco dentro de lo posible existirán verdaderas oportunidades de éxito. Pocos aquí se sienten suplentes sin remisión.

Futbolistas de elite acostumbrados a ser titulares en sus equipos, la mayoría acepta de buen grado la situación. Valerón da un curso de buen gusto cuando repite que lo primero es el equipo. Torres sabe que llegará su momento. Xabi y Xavi se hinchan de dar buenos pases a sus compañeros, como en el entrenamiento de ayer. Joaquín muerde la banda, dispuesto a cortarle la cresta de la titularidad al Gallo Etxeberria. Consultados sin mayor intención que la de un chequeo curioso sobre qué selección ven más fuerte y peligrosa, la mayoría habla bien de Chequia y cree que Francia dependerá de si levanta o no Zidane. Pero todos están convencidos de que, a un partido, España puede derrotar a cualquiera. Por ninguna de esas cabezas pasa caer en la primera fase, por supuesto.

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