Dakar 2004 | 8ª Etapa

Nani Roma se coloca líder a golpe de victoria

El español se queda al frente de la clasificación con ocho minutos de ventaja sobre Sainct, el tricampeón francés con el que casi llega a las manos en la edición de 1998 y que sigue siendo su principal enemigo.

Peterhansel, tan bueno como beneficiado por los favores de la organización francesa, empieza a cargarse la emoción en la categoría de coches, lo que no sucede en motos. El nuevo líder de las dos ruedas es Nani Roma, que ayer consiguió su decimotercera victoria dakariana en la primera etapa maratón (sin asistencia mecánica al final de la prueba). A diferencia del galo en coches, que lleva algo más de una hora sobre el segundo clasificado (De Mevius), el español sólo cuenta con ocho minutos de ventaja sobre Richard Sainct, tricampeón de la prueba y su encarnizado enemigo.

La etapa con salida en Atar y llegada en Tidjikja, con 355 kilómetros de especial, "fue de las clásicas del Dakar, de las que hacen grande esta prueba, porque hacía falta mucha navegación". Así la definió Fabrizio Meoni, que fue de los que se perdió durante una hora, llevándose a su rueda entre otros a Marc Coma. El italiano ya no contaba entre los favoritos, pero el que sí lo hacía era el francés Despres y también se perdió, lo que le supuso un retraso de hora y cuarto. Roma tenía la clave de tanto despiste: "En una etapa tan lenta, con poca visibilidad por la tormenta de arena, la gente ha salido demasiado rápido buscando las trazadas de los de delante y el viento se las había llevado. Además, había una contradicción entre el road book y el GPS, que marcaba a la derecha, y yo he seguido las instrucciones del libro de ruta".

Sale primero. Hoy le tocará abrir pista en otra etapa maratón (Tidjikja-Nema, de 739 kilómetros con sólo 3 de enlace). En teoría, eso ayudará a que Sainct, que parte tercero, le recupere tiempo porque llegará desde atrás con su referencia y la de su coequipier Brucy. Al español no le preocupa, porque queda mucho camino por andar y ya vislumbra que "esto puede ser cosa de dos".

Su relación con el francés es distante, pero formal, gracias a que hace cinco años le dejó claro que con él no se jugaba: "En el 98 andaba reclamándome en cada etapa y casi nos pegamos. Le agarré del cuello y nos separó Kinigadner. Desde entonces es algo más majo". Para quien no lo haya visto, la mano de Roma es casi como una pizza de tamaño familiar.

Por cierto, quien volvió a llegar ayer a la meta fue Víctor Rivera, que corre bajo prescripción facultativa de su padre, pero no lo está haciendo nada mal.

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OCTAVA ETAPA. Las esperanzas españolas al triunfo vuelven a tener el nombre propio del motorista catalán. En coches, Peterhansel (arriba) volvió al primer puesto.

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