Dakar 2004 | 6ª Etapa

Paliza de 1.858 km en sólo 35 horas

Esteve sigue líder, pero Meoni pretende imponer hoy la potencia de su moto.

Cuando la organización del Dakar anunció a bombo y platillo que había diseñado el recorrido más duro de la última década sonó a propaganda. Sin embargo, han bastado sólo tres etapas en suelo africano para corroborar que era cierto. Los abandonos se van sucediendo y serán más cuando se haga el recuento de bajas de las dos últimas jornadas. La de ayer, con final en Tan Tan, deparó otro doblete español en motos, pero Nani Roma e Isidre Esteve apenas tuvieron tiempo para alegrías porque la siguiente etapa comenzaba a la una de la madrugada. Eso supone una paliza de 1.858 kilómetros en 35 horas y 15 minutos.

Desafío mental. Como dice Arcarons, "el cuerpo está preparado para estas palizas, pero la cabeza no tanto". El programa horario de estos centauros del desierto da miedo. La primera moto, la del líder Esteve, arrancó a las 4:25 de la madrugada del lunes al martes y llegó a la meta de Tan Tan junto a la de Nani a las 15:30, tras completar 452 kilómetros de enlace y 351 de especial (en total, 803). Mientras comían atendieron a los medios de comunicación, después dedicaron hora y media para hacer anotaciones en su road book y pudieron dormir por espacio de cinco horas. Poco, pero lo justo para enfrentarse a continuación a la etapa más larga del raid: 1.055 kilómetros con salida en Tan Tan y final en Atar, ya en Mauritania, repartidos en una especial de 701 kilómetros y 354 de enlace. Si se cumple el horario previsto, la primera moto llegará las 15:40 y el primer coche a las 17:50.

Con este panorama, no hubo tiempo para celebrar la duodécima victoria de Nani en esta prueba, ni las diferencias que empiezan a tomar él y su compañero a sus adversarios. Ahora marchan primero (Esteve) y segundo (Nani) de la general con 1:54 de diferencia entre ellos, pero saben que hoy Meoni les pasará por encima con su bicilíndrica, más rápida en la dura arena desértica que les espera. El italiano también lo piensa. "Mañana es mi gran día", dijo ayer.

Lo que sucede es que aquí no siempre, más bien casi nunca, se cumplen los pronósticos y de los 57 abandonos que ya se han producido los dos últimos pocos los esperaban. Sala en motos y Biasion en coches dijeron adiós por accidente, y a punto estuvieron de hacer lo mismo Ari Vatanen y Jutta Kleinschmidt cuando sus coches se quedaron atrapados cruzando un charco con trampa. Por la noche los pilotos redujeron la velocidad habitual de sus máquinas dos tercios para llegar de día a la especial. Aún así caerán más, ojalá no españoles.

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