Dakar 20045ª Etapa

Fina Simon

El amor también tiene sitio en el Dakar y la mejor prueba de ello es Fina Simón, que no compite pero se hace todo el rally en paralelo a la prueba al volante de un Ford Ranger con el único fin de seguir y asistir a su marido, José María Serviá. Es la conductora de su coche de asistencia, porque Jean Louis Schlesser dijo que los mecánicos del equipo tenían que llegar descansados y que hacían falta conductores.

El galo ya conocía las aptitudes de esta almeriense de 38 años, que ya pilotó un coche de asistencia en el Rally de Túnez 2000 y en el Dakar, el año pasado, fue copiloto de otra asistencia. Además, es un auténtico chollo por su eficacia, porque hace labores administrativas para el equipo y también de masajista.

Serviá dice de ella que "tiene talento al volante", aunque también confiesa que se marea cuando van juntos y es ella la que conduce. Esta vez, Fina necesita dos cojines en el asiento para elevarse y poder ver bien el final del morro del coche, evitando así golpearlo en los lugares angostos. Después del prólogo de Clermont-Ferrand, telefoneó a sus hijos para que se los acercaran a su paso por Gerona. Ella hubiera preferido que no trascendiese, pese a que su buen humor está por encima de esas cosas.

Fina reconoce el mérito de Jutta Kleinschmidt, la única mujer ganadora de la gran carrera africana, aunque no le gusta mucho su forma de ser y no descarta un día ser ella misma la que compita. De momento, está ansiosa porque mañana llegue la hora de meterse por pistas, ya que hasta ahora ha hecho más asfalto que tierra.

Su misión es ofrecer servicio en carrera a su marido, al que dice seguiría al fin del mundo por amor y con el que ha sacrificado hasta ahora tener un hijo en común por el vicio de las carreras. El peor de sus cometidos sería quedarse junto a su coche en caso de avería hasta que ambos fueran rescatados, pero eso no va a ocurrir porque queremos seguir viéndola en cada final de etapa.

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