Adaptación de un novato en África

Ya estamos en África, con la carrera en marcha a pleno rendimiento, pero todavía en plena fase de adaptación para un novato como yo en esta prueba. Por primera vez se ha montado el campamento base y resulta espectacular el tinglado que hay aquí organizado. Sin duda, lo que más llama la atención es lo bien ideado que está todo, porque a los vehículos no los hemos visto en acción ni en pintura. Sólo ha sido posible cuando han empezado a llegar al parque de trabajo, después de una paliza de 750 kilómetros. La organización nos han prometido hacer algunas etapas en helicóptero y eso será otra historia.

Después de una larga espera de cinco horas, en las que llegaban las noticias del resultado de la especial a través de la radio, hemos abordado a los primeros pilotos en alcanzar la meta, los de las motos. Y es admirable el buen trato que dan a los periodistas, ya sean de los punteros o de los porras. Sacan tiempo para todos antes de ponerse a hablar con sus mecánicos y de montarse sus tiendas de campaña. Así, como suena. Su motorhome es una tienda de campaña como la de todo hijo de vecino y no se le cae a ninguno los anillos por tener que montarlas ellos mismos. No me imagino a Biaggi y a tantos otros del Mundial de velocidad haciendo algo parecido.

Poner en pie la mía junto al avión que nos ha traído desde el aeropuerto de Castellón no ha supuesto mayor problema. Además, cualquiera se queja después de ver la vida que llevan los pilotos. La dureza no la soportan sólo sobre sus monturas, sino también por unas condiciones que son idénticas para todos.

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