El Marfil falló ante un rival que no perdona

Jesús Candelas y sus hombres se merecen un monumento. El motivo para proponerlo es que, a pesar de encontrarse con un Marfil que supo leer perfectamente la defensa zonal de los madrileños y que estuvo a punto de ganarlos, demostraron que el fútbol sala no es solo un deporte de estrategia, sino también de picardía. El duelo fue muy intenso, pero de caballeros. Seguro que en la dirección de deportes de TVE se morderán las uñas de la envidia ante el acierto de sus homólogos de la televisión catalana tras ver el vídeo.

Tras el frío, y no sólo ambiental, de los primeros cinco minutos y llegando al ecuador del primer tiempo, David Mora estrelló contra la red de Jesús el gol que estrenó el marcador. Pero unos héroes europeos como los madrileños no se amilanaron y Orol y Joan, con una vaselina, remontaron. Pero otro héroe, éste más ídolo local, como es Marcelo sacó su rabia y de la nada batió la puerta contraria. Esa rabia fue tal que respondió alguna indicación de su técnico, Marc Carmona, con gesto muy contrariado.

Con la igualdad en el parqué, la diosa fortuna quiso que un doble penalti de Rafa Muñoz decantara el duelo para los colomenses en el descanso (3-2).

Con este panorama, los de Candelas decidieron jugar con más picardía y consiguieron resultados efectivos. Schumacher y Javi Limones, con fuerza en los lanzamientos y algo de magia, lograron superar a la defensa local y a un Romero que, en algunos momentos, parece no olvidar su época como cancerbero culé. Para colmo de males, David Mora fue expulsado y todo pareció hundirse.

Pero cuando todo va mal, Carmona tiene soluciones: Jordi Sánchez y Marcelo. Su visión y compenetración fueron tales que equilibraron la balanza. Con 5-5, los madrileños ni se inmutaron. Aprovecharon los fallos defensivos locales y Julio, con un taconazo suave, y Daniel, a dos segundos del final, sentenciaron.