Partidazo decidido por un genial Daniel

Partido de pizarra en Torrejón, entre dos equipos que tratan bien el balón y que hacen fácil lo difícil. Interviú contrajo más méritos en ataque para llevarse el triunfo, ante un Zaragoza primoroso pero que ayer careció de pegada para amargar del todo al vigente campeón, que volvió a demostrar una vez más que es el gran favorito a ganar esta Liga.

Pero antes estuvo a punto de consumarse otra charlotada arbitral. Los colegiados estuvieron a punto de suspender el partido porque el anclaje de las porterías no eran los reglamentarios. Afortunadamente se les hizo ver que no era razón para tal descomunal decisión, y que su obligación era arbitrar y luego reflejarlo en el acta. Otra demostración del caos que rodea a la mejor Liga del mundo, propiciado por esa guerra barriobajera que la Comisión Nacional de la RFEF tiene abierta a la alelada Liga Nacional.

Camacho y Murillo nos hubiesen privado de un espectáculo de seda, entre dos grandísimos equipos que demostraron que quien tiene que correr es el balón y no el jugador. Y con actitud y aptitud todo es más fácil. Los madrileños tuvieron en ataque a un genial Daniel, que marcó las diferencias, y a un renacido Orol, que se mostró como ese pedazo de jugador capaz de hacerlo todo bien.

El Zaragoza fue prudente en su planteamiento, aunque nunca cobarde. Le faltó un hombre que acompañase a Alexandre para culminar en ataque ese juego de primeras lanzado desde su defensa, sobre todo cuando superaba la primera línea presionante de Interviú, comandada por un Daniel venenoso en la anticipación.

Los madrileños, además de los tres goles, estrellaron tres balones en los palos, mientras que Silva hizo dos intervenciones inverosímiles en dos actos cada una. Los zaragocistas, por contra, llegaron pero sus principales acciones de peligro fueron de disparos desde media distancia, a los que respondió con poderío Luis Amado. En definitiva, partidazo y justo ganador.