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Permiso para equivocarse

La Selección de baloncesto comenzó su andadura hacia el Europeo. Japón fue el primer sparring. Un rival muy a la medida de las necesidades, porque de lo que se trata en estos partidos de preparación es de poner en práctica los ensayos hechos en los entrenamientos e ir corrigiendo errores. El resultado es lo de menos, aunque ganar siempre hay que ganar para dar satisfacción al público. De lo contrario, si no existiese ese compromiso, mejor jugar el partido a puerta cerrada. Los jugadores pusieron empeño en ello. La victoria, además, nunca es baladí. Siempre proporciona moral.

Hoy habrá un nuevo ensayo. Éste ante Grecia, que es rival de mayor envergadura. De cuidado además, porque quizá tenga la llave para que sigamos adelante en el Europeo o nos volvamos para casa. Después de la liguilla inicial, los segundos y terceros de cada grupo tienen que jugar una eliminatoria y es muy fácil que ese partido crucial haya que disputarlo con Grecia, selección que en el Europeo no se jugará su clasificación para los Juegos, pues ya está clasificada como país organizador, pero que a un año de su gran cita no puede permitirse despistes, distracciones ni malos resultados.

El partido de Grecia exige, pues, un mayor grado de compromiso aunque los jugadores deban afrontarlo sin responsabilidad. Estos partidos son para ensayar y oportunidades como éstas no hay muchas. La Selección de baloncesto no juega más amistosos al cabo del año que éstos. Durante la temporada todas las fechas están copadas para las competiciones de clubes, y las que dejan libres para la Selección son para disputar partidos oficiales. Por eso Moncho López y sus jugadores tienen permiso hasta para equivocarse haciendo pruebas en estos amistosos. ¿Si no, cómo saber si la teoría funciona?