Amistoso | Barcelona 2 - Milán 0

Ronaldinho mete miedo

El Barça derrotó al Milán en su segundo amistoso, con el brasileño desatado. Marcó un tanto y le dio otro a Quaresma

Segundo partido y segunda victoria del Barcelona en su gira americana. Si el pasado domingo los de Frank Rijkaard se deshicieron de la Juventus por penaltis, en la madrugada del miércoles al jueves (hora española) vencieron, por 0-2, al Milán, actual campeón de Europa. No fue un partido bonito. A diferencia del primer examen de la pretemporada, en el Barça brillaron las individualidades, pero muy especialmente la de Ronaldinho.

Lo del brasileño es de escándalo. Vale que el Milán está fuera de forma, pero eso no tiene nada que ver con las genialidades que Ronaldinho improvisa en un momento. Recibe la pelota y, sin saber cómo, hace tres movimientos de pie que desubican a los defensas y a los espectadores. Así sucedió en el primer gol del partido. Saviola, que repetía en el equipo titular (Patrick Kluivert se incorporó a la concentración a la hora en que comenzaba el amistoso), luchó con Gattuso una pelota en la línea de tres cuartos, consiguió hacerse con ella, se la entregó al nuevo ídolo de la afición azulgrana, que de toque suave, bonito y preciso, asistió a Ricardo Quaresma. El portugués controló a la perfección y, desde la frontal del área, colocó el esférico en la meta defendida por Dida. Fue un golazo.

Pero si el brasileño tiene genialidades, Quaresma tiene garra y morro. Mucho morro. Es descarado. Lo intenta una y otra vez. Pegado a la línea de cal, el nuevo extremo culé, que no quiere ni oír hablar de comparaciones con Luis Figo, desborda constantemente a sus rivales. En el partido, después de torear a Kaladze, deleitó a la exigente grada del RFK de Washington con una rabona, que luego Xavi no pudo materializar en gol.

Eso era lo que ofrecía el Barça: espectáculo, pero sólo en el aspecto individual.

Lo colectivo era otra cosa. Los italianos presionaban mucho la salida de balón desde el área azulgrana. En principio, Cocu y Xavi eran los elegidos para hacer esas funciones, pero al final, la responsabilidad recayó en los pies de Gerard, puesto que de los tres era el que menos presionado iba. No estuvo mal, pero aún anda a años luz del Gerard que deslumbró en el Valencia.

Debut goleador. Pero Ronaldinho no sólo ofreció juegos malabares. Dio más. En los primeros minutos de la segunda parte, el crack brasileño demostró que también tiene pegada, aunque éste no es su mejor recurso. En un balón muerto en la frontal del área, apuntó a la portería italiana, ya defendida por Abbiatti. La suerte le sonrió. Su disparo seco golpeó en la espalda de Roque Junior y el balón fue a morir a la red.

Entonces comenzó la samba de Ronaldinho, pero a medida que aparecía el cansancio físico las genialidades se fueron apagando. De ahí hasta el final del partido, Albert Jorquera, tercer portero de equipo (por detrás de Rüstü y Víctor), demostró estar capacitado para aspirar a ciertas cosas, puesto que con sus intervenciones salvó a su equipo de sufrir, convirtiéndose en el tercer héroe de la noche.

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