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Entrevista Luis Aragonés

"El Atlético ha sido un manicomio desde que llegó Gil"

Luis Aragonés respondió con extrema dureza a las declaraciones que Jesús Gil, ex presidente del Atlético, hizo a este periódico y en las que no dejó en muy buen lugar al entrenador madrileño.

Actualizado a
"En el 92 teníamos que jugar un partido en el exilio y Gil nos llevó a Cáceres cuando todos pedíamos Salamanca. Quería ganar adeptos para su partido”.

Parece muy disgustado por lo declarado a AS por Jesús Gil...

Sí, porque parece que de tanto acudir a los banquillos el señor Gil ha perdido la memoria. Él llega a la presidencia del Atlético y los que le ayudaron, Rubén Cano, el doctor Ibáñez, Navarro, Futre, ninguno está ya con él. Ha discutido con todos. Él gana las elecciones el día que el Atlético juega la final de Copa del Rey ante la Real Sociedad. Perdimos por penaltis. Lo digo porque él comenta que en ese momento el Atlético estaba jugando un playoff de descenso y tenía 18.000 socios. En esas décadas, no sé si año arriba o año abajo, el club tenía 50.000 socios y el carnet 50.000 lo poseía un ex jugador llamado Calleja. Desde que Gil llega, esto sí que es un manicomino: despidos improcedentes de jugadores como Landáburu, Arteche, Quique Ramos, Rubio, Losada; de entrenadores, como Menotti y muchos más. De cinco socios... Con un costo brutal para el Atlético. Y se desprende de la cantera, donde jugaba un tal Raúl, ahora en el Real Madrid, y un tal Tote, al que no hace mucho tiempo ha querido contratar. Esto sí que es un manicomio. Pero no todo queda ahí.

¿Qué quiere decir?

Cuando llega la Sociedad Anónima Deportiva, se adueña del club sin poner un duro, según la sentencia de un juez de primera instancia. Desde ese momento pasan muchas cosas: algún triunfo deportivo, y lo más penoso para los atléticos. El Atlético baja a Segunda. Yo, desde la lejanía, veía la clasificación y me parecía imposible. Yo me decía: el oso y el madroño no dejan bajar al Atlético, pero no es así y el club descendió por el buen hacer de su presidente. Luego llegó la etapa en Segunda División.

Donde usted vuelve a aparecer en la escena rojiblanca...

Tiene tres entrenadores, que son Zambrano, Marcos y Cantarero para lograr el ascenso, y como no logra salir del infierno, llama a Luis Aragonés. Lo del infierno, como le ha hecho llamar a alguno de sus empleados, no es correcto, porque teológicamente del infierno no se sale, en todo caso sería salir del purgatorio. Recurre a Luis, que consigue clasificar al Mallorca para la Liga de Campeones y que tiene la posibilidad de firmar un contrato con el Valencia. Luis pierde dinero por venir al Atlético. Cuando se logra el objetivo de subir a Primera, el señor Gil dice públicamente que si Luis quiere se quedará de por vida en el Atlético, de manager general o de lo que quiera. Luego viene lo de la ampliación de capital...

En la que está inmerso ahora el club...

Cuando Gil ha perdido el club en primera instancia, recurre al Supremo, como es normal. Mientras sale la sentencia, se inventa una ampliación de capital de 36 millones de euros para pagar a jugadores y a acreedores. Pero los primeros 22 millones de euros son para pagar a los acreedores y, ¡qué casualidad!, entre los acreedores hay dos sociedades, Guadalquivir y otra cuyo nombre no recuerdo, a las cuales el Atlético adeuda 17 millones y pico de euros, por lo cual antes de que salga la sentencia del Supremo, se adueña otra vez del club. También habla de la negociación de mi despido.

Jesús Gil dice que es vejatoria y humillante...

Yo no he negociado con nadie, tengo contrato en vigor y quiero seguir trabajando. Y lo que es vejatorio y humillante es que no te dejen cumplir tu contrato o no quieran que lo cumplas. En cualquier club de España o se cumple lo firmado o se paga. No tengo que negociar con nadie. Habla de empeñarse para pagarme. En primer lugar, un trabajador tiene que cobrar. No sé qué habrá empeñado, pero ni conmigo ni con los jugadores ha cumplido a tiempo con los pagos. Llama palmeros a algunos. Esos vinieron a su equipo estando en Segunda y le sacaron de Segunda para jugar en Primera. Y en esta categoría el objetivo era, tanto por parte del presidente como de todos, consolidar al equipo, sin renunciar a nada más. Quiero salir en defensa de Futre.

¿Por qué?

Porque le ataca no estando y eso es feo. Futre llega al Atlético en un momento difícil y complicado para el club y para su presidente. Firma a Futre como paragolpes. Futre se pone a trabajar y, junto a Luis Aragonés, consigue los objetivos. Habla de fichajes, pero en los clubes no fichan ni el entrenador ni el director deportivo. Futre quiere a Rivaldo, a Riquelme, a Conceiçao... Jugadores que por sí mismos mejoran un equipo. Unos son muy caros y otros, como Ibagaza, son una estafa. Se trajeron los jugadores, los italianos o Emerson, que han logrado el objetivo. He puesto a todos, siempre buscando la mejoría del equipo. A los palmeros y a los que no. Fernando Torres, del que ha dicho que yo he comentado que le quería vender, ha sido titular. Como Contra, Sergi, Coloccini o García Calvo. He ido cambiando algunos, con acierto o sin él. Por otro lado, Gil perdió la memoria...

¿A qué se refiere?

En el año 91 quiso que me sentara en el banquillo de la final de Copa contra el Mallorca cuando era entrenador Ovejero. Yo estaba firmado para el año siguiente. Le dije que no. En la siguiente campaña ganamos la Copa, 0-2, al Madrid, en el Bernabéu. Y pudimos hacer el doblete. Nos castigaron con un partido el Calderón. Le dijimos de jugarlo en Salamanca, que estaba cerca de Madrid y era un buen campo. Fuimos a Cáceres, en un campo en mal estado. Él dijo que quería ganar adeptos a su partido político, porque decía que quería ganar las elecciones a presidente del país.

¿Usted sintió vergüenza el día del Centenario?

No entiendo que un presidente diga eso. No sé las razones, pero en estas celebraciones, y ya le ocurrió al Madrid y al Barcelona, las cosas no salen bien. No estuvimos a la altura de las circunstancias. Gil ha querido demostrar con sus declaraciones que sólo quiero el dinero. En la anterior etapa en el club, él quería tener una reunión con los jugadores. Lo malo para él es que no llega a los futbolistas. Yo me negué a que existiera esa reunión. Me fui a las oficinas y le dije que ma pagara hasta el día que estaba. Y me marché. Eso demuestra que mi amor por el dinero es falso. En esta nueva etapa yo quise firmar por un año y ellos dijeron que por dos. Si tengo contrato, o me paga o cumplo el contrato. Un dato: a 30 de mayo debía abonarme un pagaré de 300.000 euros. Llegó la fecha, esperaron cinco o seis días y al final se aplazaron con dos pagarés de 150.000 euros cada uno para los 15 y 25 de julio. Yo les digo: si no queréis, echarme. Para que no me llamen pesetero, trabajaré con la honestidad de siempre. Por dos o tres señores, si se les puede llamar así, no voy a dejar el Atlético. Yo vine a este club por dos cosas: porque soy de esta entdidad y por estar cerca de mis familiares. Yo ya me marché una vez del Atlético sin cobrar y no me voy más así. ¡Ah!, una última cosa...

Dígame...

Ponga que es muy difícil entrenar a un colectivo que no cobra. Este año ha habido un par de ocasiones, sobre todo una, en la que dos jugadores se negaron a jugar porque no se les pagaba. Yo les hice jugar. Hemos estado peleando todos el año con el tema del dinero. No sólo yo, sino el capitán. En el vestuario ha habido veces que se ha hablado más de dinero que de fútbol. A mí el club me debe una importante cantidad de dinero que debe pagar antes del 30 de junio.