Copa del Rey Juveniles | Espanyol 3 - Mallorca 1

Fiesta perica

El Espanyol de Pedraza se llevó la Copa justamente en la prórroga. Luis revolucionó el partido con sus dos goles

luis de la mata

Jamás el fútbol fue tan justo con el esfuerzo, la calidad y el dominio de unos jugadores en un terreno de juego. No hay discusión. Así como nadie dudó de que Samuel Etoo y su Mallorca merecieron ganar la Copa de los mayores, tampoco se podrá enjuiciar el tremendo partidazo que llevó al Juvenil del Espanyol a llevarse la Copa del Rey. Fue en la prórroga, pero mereció ganarla mucho antes.

El espectáculo de los Pedraza boys se gestó en Ponferrada, cerca de León, allí donde otros boys, los de Márquez, se impusieran limpia y brillantemente al Real Madrid de Portillo en 2001.

El Mallorca de ayer sólo pudo arrimarse a la prórroga como el que acerca al abismo sabiendo que pisa en falso. Ni una posibilidad de subsistencia. Y eso que el diluvio que cayó sobre El Toralín le entregó ese as que cualquier final pone en suerte. A la media hora, el balear Moreno enganchó un tirazo desde fuera del área que sorprendió a Tato Burgada, que pareció quedarse encantado mirando como chorreaba agua.

Los pericos despertaron al fin con el marcador en desventaja. En eso se parecen al Madrid galáctico. Necesitan de un revés para darse cuenta de lo que son capaces. Héctor y Siscu cogieron la manija. En eso tampoco hay duda. Son los dos mejores jugadores que tiene la cantera del Espanyol. Una para la izquierda, otra para la derecha… Un sinfín de ocasiones regaladas para Yagüe y Joan Tomás, que cuando no toparon con el poste lo hicieron con Moyà; un portero que lo paró todo hasta que se tragó una muy similar a la de Burgada en el primer acto. ¿Gol? De Siscu. Por aquel entonces, a treinta minutos del final, la figura de Luis Valladar, suplente de Pedraza, emergía desde el fondo de la piscina de El Toralín.

Lo de este interior derecha fue de pizarra. Desbordó una y otra vez, mientras los bermellones caían como soldados, abatidos por las rampas. Primero Moreno, luego César, más tarde Iván… ¿En los blanquiazules? Ni uno se llevó la mano a los gemelos. En pleno festival de Luis se llegó a la prórroga. Engordar para morir versión ensaimada. Llegar a la lotería de los penaltis era la ilusión mallorquinista. Su reino, en manos del internacional Moyà. No era mala apuesta; en realidad era la única.

Tuya-mía. Pero tanto apretó el Espanyol que el cántaro se rompió a seis minutos de los penaltis. Qué hubieran sido injustos, ya digo. Y para que no hubiera dudas tuvo que ser Luis Valladar el que finiquitara el título. Pase cruzado de Héctor, control, carrera y gol por bajo. Ya en pleno festival, más justicia. Luis le regaló el tercero a Joan Tomás. El menudo debió pensar: "Que no, que el gol te lo mereces tú". Y se la volvió a dar. Zurdazo. 3-1 y alirón. El fútbol es belleza y el Espanyol tiene mucha.

Un título que cierra con broche de oro una temporada blanquiazul en la que hubo de todo y faltaba una gran alegría: la de ayer. El club inscribe su nombre en el ranking de mejores del año. Gracias a la cantera. Claro.

Como hace dos años

El Juvenil del Espanyol volvió a celebrar el título de la Copa del Rey con su afición en tierras leonesas. Si hace dos años lo hicieron en la misma capital, derrotando al Real Madrid, ayer lo hicieron unos cuantos kilómetros más lejos, en Ponferrada.

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