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Golf | Malos momentos

García se enfrenta a sus peores cifras

La ansiedad, el cambio de swing y de palos no le dejan progresar

<b>NO LO VE CLARO.</B> Sergio García no encuentra la buena forma y pide tiempo para rehacer su juego. Todavía es joven.
reuters

Trece torneos jugados: siete cortes fallados y un 19º lugar (Canarias Open) como mejor clasificación en la temporada. Es el balance a vuelapluma del discurrir de Sergio García por este 2003, que le está dando muchos quebraderos de cabeza. El Niño de Castellón vive con 23 años aquellas depresiones que otros deportistas viven con 30. El principal motivo a su pobre concurso estriba en la ansiedad por hacer cosas grandes. El golf español le anunció hace cuatro años como el salvador de la causa golfística, comparándolo incluso con Tiger Woods. Pasan torneos, y Masters, y Tiger va incrementando su cuota de pantalla en detrimento del pobre remanente de jugadores.

Sergio nunca fue Woods. Jamás salió de su boca una comparación semejante. A García se le nota tenso en el campo, ya hace muchos meses que no se le ve sonreír. "Su golf necesita buen rollo", dijo un día el propio genio americano.

Golfísticamente hablando, Sergio debe remontar dos aspectos cruciales. Está procesando un cambio de swing, algo que tenía muy mecanizado pero que, según los expertos, había "tocado techo". Su padre Víctor le está modificando los hábitos, quitándole ese latiguillo demoledor en lo alto del swing... y eso lleva tiempo. De momento no ha podido encadenar tres buenas vueltas. El Masters de Augusta del mes de abril fue el ejemplo más claro. Arrancó con un 69 (-3) que llegó a sorprenderle, aunque luego cayó en el medio de la tabla.

Si modificar el swing ya es suficientemente traumático, hacerlo con palos nuevos todavía lo es más. Sergio dejó Titleist y por Taylor Made. Todo contribuye a que Sergio tenga que rodar con pinchos en las ruedas... y mañana empieza el US Open.