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Segunda | Leganés 2 - Zaragoza 1

Toca esperar

Calandria marcó dos goles y da aire al Leganés. Los de Flores, a pesar de perder, ascenderían hoy si el Levante no gana su partido

<b>PRIMER GOL</B>. El Zaragoza no hizo nada para lograr el ascenso en Butarque. El Leganés tuvo a Calandria, que en la imagen ejecuta el primer tanto de los pepineros.

Ascender a Primera es un parto lento y doloroso en el que no se suele respirar hasta el final. Conviniendo en que lo del Zaragoza es una mera cuestión burocrática (tendría que perderlo todo y ganarlo todo el Levante), que a los de Flores sólo les falta un empujoncito para nacer a la máxima categoría, en El Pilar cunde la impaciencia: oye, maño, que esto se alarga. Ayer, el Zaragoza volvió a pifiarla, por culpa de un tío llamado Calandria.

Calandria, sí. El único que puso algo de fútbol sobre la sauna en que andaba convertido ayer Butarque. En realidad, no estaba la tarde para mucho más de un héroe. Jugar a las seis y media de la tarde en Leganés (obligaba la Selección, de partido a las diez menos cuarto en la capital maña) fue como irse al Infierno con el Diablo encendido. Sol de justicia sobre los 1.500 fieles zaragocistas, sol impenitente sobre la resignada calva de Paco Flores, sol asfixiante sobre los 22 mártires que saltaron al césped. No se esperaba fútbol y, en realidad, el único que albergó oportunidades de marcar (tres) y logró aprovechar dos fue un argentino en estado de gracia que ya dijimos que se llama Calandria y que está llamado a salvar al Leganés. Calandria repitió una película ya vista en Getafe justo hace una semana: marcó un doblete y le dio los tres puntos a su equipo. Dato revelador de esta revelación de ariete: lleva seis goles en los únicos 732 minutos que ha jugado.

El Zaragoza salió a terreno hostil más atrevido que de costumbre (con cuatro defensas) y mostrando un tibio dominio que se diluyó a medida que el calor apretaba sobre su cabeza. Apenas dos andanadas de Espadas y algún tiro lejano de Soriano. Cani se perdía entre Carcedo y Darmon, Iñaki apenas podía con Pardo, Jesús nunca superó a Gustavo. Espadas era un pelele de Macanás y Fede Bahón. Galca pasaba. En resumidas cuentas, nada de nada. El Leganés, que tiene mucho menos claro lo de quedarse en Segunda, ponía más sangre en el envite. Más sangre... y más Calandria. El argentino avisó a los doce minutos con un remate a bocajarro que abortó Láinez, y abrió la cuenta a los 24, resolviendo un barullo que había peleado Miguel Ángel. Aquel gol mataba las únicas sensaciones de peligro zaragocistas.

Con todo, podría subir hoy. Porque no hubo más Zaragoza. Ni con la salida de Yordi al campo, en un arrebatado último intento de Flores por meter las cabras en el corral del Leganés. Ni con el cambio de Galca por Aragón, espejo que era el rumano de la poca o nula actitud que tenía el Zaragoza. Ni con la desesperada entrada de Drulic, tan gris como siempre. Al Leganés le bastaba con su buena intensidad defensiva y le sobró con otro gol de Calandria cuando el Zaragoza lo volvía a intentar tímidamente. El argentino retrasa de nuevo el nacimiento a Primera porque el Zaragoza sólo fue un engendro de equipo que, sin embargo, podría ascender hoy si el Levante no le gana al Tenerife. Sería como una cesárea.

Espadas pidió perdón

Largo y caluroso el viaje de los más de 1.500 zaragocistas que viajaron ayer a Leganés para ver ascender a su equipo y se quedaron con un palmo de narices. Espadas, consciente de la pifia, pidió perdón a los maños nada más terminar el partido en Butarque. El ascenso deberá esperar.