A la antigua usanza

Gracias a Gilberto Simoni hemos podido disfrutar de un bonito Giro. En el tiempo en el que los campeones se limitan a coger ventaja y controlar el resto de la carrera (léase Armstrong), el italiano se ha empeñado en demostrar que es el mejor todos los días en que había una etapa importante. Decía después de la contrarreloj, en la que Simoni no perdió tiempo, si no que se lo sacó a Garzelli, que el Giro estaba ya decidido, que Simoni tan sólo tenía que limitarse a controlar la rueda de su único rival en las etapas de montaña que quedaban. Es a lo que nos tienen acostumbrados, pero Gilberto ha querido ser un campeón a la antigua usanza y hay que darle las gracias, pues sin su comportamiento el Giro habría sido un muermo. Y eso a pesar de que toda esta generosidad en el esfuerzo le va a pasar necesariamente factura en el Tour de Francia. Desde Coppi no ha habido un italiano capaz de ganar Giro y Tour en el mismo año.

Asu modesta manera, también el cántabro Tino Zaballa está siendo otro corredor bravo, ambicioso, espectacular, en suma. He perdido ya la cuenta del número de escapadas que ha intentado. No le ha sonreído el triunfo. Pero aquí hay un ciclista.

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