La ambición es buena

Se siente triste Maxi Rodríguez por jugar en el Espanyol? No. ¿Tiene la sensación de haberse equivocado en su elección europea? No. ¿Se siente poco valorado? No. ¿Entonces? ¿Por qué estas declaraciones? Muy sencillo. Es ambicioso. Tiene ganas de crecer y de seguir madurando. No tiene que ser fácil llegar desde la otra punta del mundo y quedarse con los brazos cruzados, como otros jugadores extranjeros que vienen a Europa para llenarse el bolsillo de dinero fresco. Él desea progresar. Es consciente de que aún le queda mucho por aprender, antes de dar el salto, por eso su etapa perica está tomando tintes positivos.

Soñemos. ¿Y si Maxi la próxima temporada marcara 20 goles? Los grandes se tirarían como locos por él. ¿Qué haría la directiva si viniera un todopoderoso y ofreciera una cantidad de dinero mucho mayor que la que pagaron por él? Lo venderían. Sin dudarlo. Sin pararse a pensar en la grada, en el equipo y sus consecuencias. Simplemente porque el fútbol, visto sin pasiones, es un gran negocio, aunque ahora venido a menos.

Maxi fue sincero. Y pensó mucho antes de contestar en la sala de prensa. Eso es bueno. Da a ver que detrás de la timidez del jugador existe un chico que razona. Que mira por el equipo en el campo, pero lo hace por él fuera de los terrenos de juego.

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