Euroliga | Final Four
El análisis de Tomás Guasch
Fucka. Ramón Fernández, director general de la Cultural Leonesa y ex cerebro gris, brevísimo, del Real Madrid de baloncesto, lo tiene claro: en un deporte como este que juegan cinco, o tienes tres muy buenos o no hay nada que hacer. El Barça de baloncesto recuerda al Madrid de fútbol. El día que no la mete Zidane, la mete Fucka.
Massimo. La final esperada, Barça-Benetton. El peligro italiano es Massimo, Bulleri, por supuesto. Y una afición tan divertida que ya empezó a ganar la final cuando puso patas arriba de indignación al Sant Jordi al gritar ¡Juve, Juve! ¡Forza Zalayeta! Intolerable.
Scariolo. Entre la marea del Palau destacó una gomina incorrupta, la de Sergio Scariolo: "Este es un ambiente de NBA". Para que fuera completo faltaban él y algunos cracks de su Madrid... de cheerleaders. ¡Qué manera de engañar al pueblo, Sergio!
Alemany. El padre del baloncesto azulgrana llegó al Palau y se abrazó a Bassat, un señor que ayer descubrió que el baloncesto tiene canastas y arbitran tres árbitros. Alemany, lento pero seguro, puede conseguir por fin la Copa de Europa con su Barça al noveno intento. Como lo hicieran presidente del fútbol, la Segunda llegaba el año 3000.
La Bomba. No es la canción de King Africa, sino el chico Navarro, que fue quien apuntilló a los hijos de Putin y sobrinos de Belov, el legendario CSKA de Moscú, que me encantó: Gloria a La Bomba y a la organización, al mando de otro yugoslavo supercampeón: Vladimir Stankovic.