Sainz arranca con problemas

Carlos Sainz cumple hoy 41 años. Y ojalá que al final del día tenga más razones y ánimo para celebrarlo que al principio, porque se levantará octavo tras la primera etapa del Rally de Nueva Zelanda, a casi dos minutos del líder, Marcus Gronholm y su Peugeot.

Ya desde los primeros tramos de la cuarta prueba del Campeonato del Mundo comenzaron a torcerse las cosas para el madrileño que, al igual que su compañero de equipo Colin McRae, perdía mucho tiempo al empañarse los cristales de su Citroën Xsara bajo la intensa lluvia. Mientras que Sainz sabía contener su rabia, el escocés se enajenaba y terminaba fuera de la carretera en un intento vano de recuperar.

Carlos también cometía errores para retomar la situación, y montó unos reglajes arriesgados para los cuatro últimos tramos, que a la postre resultaron negativos. El caso es que Gronholm, que ganaba siete de las nueve especiales, se ha escapado casi definitivamente, y ahora sólo resta esperar una remontada que salve los muebles en la medida de lo posible.

El finlandés no únicamente se separaba del madrileño, sino que también del resto, estando su más inmediato perseguidor, el nuevo Ford de Markko Martin, a más de medio minuto. Tampoco el otro español, Dani Solá, está brillando, ya que marcha quinto de la categoría del Grupo N tras haberse mostrado un tanto despistado.

Nada satisfecho. Sainz no estaba, lógicamente, contento con su situación provisional: "No puedo estar feliz con esta primera etapa. Las cosas no han ido bien, y ahora sólo resta esperar que podamos recuperar algo. En el primer tramo nos sorprendió una gran tormenta, y cuando quisimos desempañar los cristales el sistema de aireación no funcionó. Tampoco nos han dado muy buen resultado los reglajes que decidimos para los últimos tramos. Veremos qué pasa con el tiempo y hasta dónde podemos remontar".