Fútbol Sala | Jornada 18

Huelga de cerebros y remontada playera

Partido excesivamente apasionado que generó demasiada tensión y triunfo local al aprovechar una pájara del Miró

CARLOS AYATS

Huelga de cerebros la vivida ayer en Castellón, donde Playas y Miró disputaron un encuentro excesivamente apasionado, en el que se vivieron demasiadas cosas que sobran sobre una cancha en la que se juegue al fútbol sala.

Ganó el Playas de Castellón, pero eso es lo menos importante, porque el club azulado es una bomba de relojería en marcha. Ayer, con más de 300 aficionados del Miró desplazados desde Martorell al Ciutat de Castelló, fue un auténtico milagro que la tensión vivida no generase graves consecuencias. Será importante para un futuro que jugadores como Carioca, Óscar Redondo y Leandro se olviden de dirigirse al público y se dediquen a jugar a esto, que es para lo que les pagan.

El partido. En lo meramente deportivo, Miró empezó como un vendaval, tocando con estilo, clase y criterio. Impotente, el Playas vio como Luiz Claudio aprovechaba un error garrafal de Rodríguez para poner el 0-1. Desquiciado por su incapacidad y sus propios nervios, Playa perdió a Sánchez por dos amarillas en un minuto. Aquí llegó la clave del encuentro. El público, indignado con la hasta ese momento correctísima actuación arbitral, se echó encima de la pareja valenciana que se plegó ante el poder ambiental. Vander empató en el 19, y Rodríguez aprovechó un doble penalti inexistente para establecer el 2-1 antes del descanso.

Tras él, una pájara visitante (encabezada por su líder, Óscar Redondo, que perdió los papeles y mereció ser descalificado mucho antes), permitió a los locales poner el 4-1 en el marcado, con un Isco majestuoso que marcó el quinto de soberbio taconazo.

De ahí al final del partido, tarjetas a duro, mucha tensión, nervios y algo de espectáculo, aunque este fuese más bien dantesco.

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