"Alarma y preocupa el bajo nivel arbitral"

¿Qué lectura tiene después de nueve meses en el fútbol sala?

—La implicación de la gente es fantástica, aunque hay demasiados inventores cuando lo que toca es trabajar y no sacar pecho.

¿Qué necesita?

—Hay muchos terrenos acotados que tienen que dejar paso a los profesionales.

¿Se refiere a la organización nacional?

—El fútbol sala lo controla la Comisión Nacional (CN) que a la vez es controlada por la RFEF. Ambas tienen su función, pero sus intereses están enfrentados e indefinidos.

¿Van a tomar medidas por el bajo nivel arbitral?

—Existe una preocupación y alarma por lo que está pasando. Se va a convocar una reunión con los 16 clubes de Honor el día 21 en la que se analizará éste y otros temas. Creemos que se deben unificar criterios, mejorar la formación arbitral y conseguir que no todo arranque desde una perspectiva económica, sino de que le den al arbitraje el nivel que tenía hasta que la Liga Nacional (LN) cedió el control a la Federación.

¿Quiere decir que la CN no se impone en las Territoriales?

—El mensaje sería que la LN nunca será grande si no se garantiza la semilla. La CN debe organizar, promocionar y gestionar el fútbol sala a nivel nacional a través de las Territoriales. Si no lo coordina desde una perspectiva profesional, el deporte no avanzará.

Pero también su aterrizaje en la LN ha sido muy duro.

—Sí. Cuando llegué, la imagen externa era deslumbrante, pero internamente no. Detecté que esas situaciones extremas eran interpretadas como normales, por lo que tuve que asimilar todo lo que fui encontrándome. Irme hubiese sido lo más fácil, pero habría hecho mucho daño.

¿Decepcionado?

—No. Sorprendido.Me he encontrado muchas cosas por las que vale la pena pelear. Este deporte lo tiene todo. La gente es apasionada y el espectáculo engancha. Mi objetivo es consolidar este holding porque la marca Liga Nacional vende.

¿Y por qué cree que no se ha hecho hasta ahora?

—El fútbol sala ha vivido tiempos heroicos, repletos de intensas emociones por defenderse de la incomprensión social y de los estamentos oficiales. Es el momento de pensar hacia dónde va, qué intereses tiene, qué acciones hay que acometer. Toca trabajar y explotar la marca, la imagen, los resultados, el espectáculo y la emoción. Son ingredientes que muchos querrían para sí.