El corazón de Ronaldo

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En una noche en la que unos Reyes Magos siempre nos dieron más de lo que merecimos (jamás probé el carbón), O Rei Ronaldo me arrancó un puñado de lágrimas que no eran precisamente de cocodrilo. Cuando el mejor delantero de la Tierra recogió la mágica asistencia de Zidane con la habilidad de un recolector de azafrán, encaró puerta con la velocidad de un gamo, fintó a Palop con un giro de cadera que ya hubiese querido Travolta en Fiebre del sábado noche y rubricó su idilio con el gol con un toque sutil a puerta vacía, lo fácil es que Ronie hubiese buscado el objetivo de los fotógrafos para lucir su ego. Pues no.
El brasileño se arrancó hacia el banquillo y se abrazó a Del Bosque, que para él es como un segundo padre. Durante cinco segundos el abrazo sentido encendió los corazones de todo el madridismo. Ese gesto humano y solidario radiografía a un crack y destierra para siempre las dudas. Igual que Figo se ganó el respeto eterno con su exhibición de testiculina en el Camp Nou, Ronaldo ha conquistado el afecto de ese Bernabéu que le miraba con lupa fiscalizadora pero que ahora ya le ve como uno más de la familia. La madre de Vicente agradecerá desde el más allá el detalle del chaval y el maestro salmantino jamás olvidará el abrazo recibido. Y para completar una noche de altas emociones Zidane se vistió de Rey Gaspart y se enamoró del fútbol.