Aganzo hunde a un Athletic cadavérico

Y Gurpegui jugó. Bueno, jugar, lo que se dice jugar, no. Saltó al campo nervioso, como un reo a punto de ser condenado sin saber bien por qué. Él y el Athletic fueron una sombra, una sombra que se hunde un poco más tras sucumbir ante un Valladolid tan aplatanado como ellos (cuatro partidos llevaban sin marcar los pucelanos), pero más peleón, más decidido, menos cadáver.

Está el equipo de Heynckes (34 partidos seguidos sin mantener su puerta a cero) que le pinchan y no sale nada. No le circula la sangre, ésa que, según dicen los análisis, corre infectada de nandrolona por las venas de Gurpegui. Quiso dar Jupp un golpe de timón y redecoró su defensa como el que le da un toque de caoba a una pocilga. Defenestró a Lafuente y Murillo, sus eternos protegidos, y colocó a Karanka en el centro y Aranzubía en la portería. El Athletic sufrió menos, pero sufrió. Porque Larrazabal, que nunca pudo con Sales (en su banda derecha se gestaron los dos goles), y Lacruz, entérese señor Heynckes, seguían en el campo.

En el medio.

El desastre se coció en otro sitio, el mediocampo. Lugar perenne del balón en una primera parte casi sin ocasiones (apenas una andanada del recién vuelto Antonio López, un cabezazo de Urzaiz y un chut desviado de Etxeberria), en el centro acabaron mandando Jesús y Colsa. Contra tres. Contra el horizontal Orbaiz, el impreciso Gurpegui, el débil Alkiza. Con la segunda parte ya avanzada, Colsa y Jesús llevaron el partido a su terreno, y Sales volvió loco a Larrazabal una y otra vez. De sus botas salió un barullo que acabó mandando Aganzo a la red y un taconazo que Óscar convirtió en centro y Aganzo, otra vez, en un gol de matador, un remate cruzado e imposible. Heynckes movió el banquillo, pero el poco peligro bilbaíno lo siguieron llevando los mismos, Urzaiz y Etxeberria. Sales continuó mofándose de Larrazabal y Gurpegui se arrastró hasta que Heynckes decidió quitarlo, con el partido y él ya muertos. No sería para que le ovacionaran.

Moré: "Llegarán más goles, seguro"

"Me quedo satisfecho con el trabajo de mis jugadores y hay que valorar el que marcáramos después de cuatro jornadas de un sequía goleadora que ya comenzaba a preocuparnos. Era fundamental que fuera un delantero el que anotara, aunque ya en la charla técnica comentamos que la responsabilidad debía ser repartida entre todos los jugadores de cara a la portería. Sé que llegarán más goles. Estoy contento con el resurgimiento de Aganzo y su segundo gol no me lo esperaba".

Heynckes: "Ha sido una dura semana"

"El Athletic controló el partido hasta el 1-0, y los dos goles del Valladolid fueron frutos de dos despistes defensivos. El principal problema del que tenemos casi siempre es no mantener la concentración y desaprovechar las ocasiones de marcar que se nos ofrecen durante los encuentros. En este tipo de partidos el primero en marcar es el que gana. De todas formas, hay que tener en cuenta la dura semana que hemos vivido por el caso del chaval Gurpegui"