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Un 4x4 en el Corcovado

Cuando era un adolescente tuve el privilegio de subir a lo más alto del Corcovado, en ese salpicón de pasiones que es Río de Janeiro. Esa imagen la repitió años después O Rei Ronaldo en una campaña publicitaria, y entonces comprendí que ese sentimiento de fortaleza interna y de sublimación externa es el que debe experimentar Ronaldo cada vez que cose la pelota a sus botas de platino y mete esa sexta velocidad que lo convierte en el jugador más espectacular de cuantos poblan la Tierra. Canta Calamaro que "Maradona no es una persona cualquiera, es un hombre pegado a una pelota de cuero". Ronaldo no llega a tener una relación carnal tan exagerada con el esférico, pero sí libera su espíritu cada vez que fabrica apariciones explosivas de esa manada que no tiene límites.

Ronaldo ya es Balón de Oro 2002 y sabe que el FIFA World Player también reposará en su poblada sala de trofeos. Es un doblete reivindicativo y con un aire de revancha incluido. El Calcio y su tendón rotuliano casi lo fumigan, pero su coraje y su orgullo han hecho de él un auténtico 4x4 que es capaz de atravesar Los Monegros sin que el polvo reste brillo a su sonrisa. Todos, periodistas y seleccionadores FIFA, se han rendido a su magia infantil. Ronie fichó por el Madrid, como Figo o Zidane, para gozar del reconocimiento universal desde la mejor plataforma posible. El día 18, cuando el Bernabéu le aclame con su Balón de Oro, se sentirá como Fidel Castro echando a los yankiees de Bahía Cochinos. Cúper, que estás en los cielos.