Los adornos del guerrero
Hay que decirlo claramente: Aunque a veces duda (o le hacen dudar) cuando Guti está en racha es un gran jugador. ¿Cuántos brillos le faltan para ser estrella? En fútbol pocos, y algunos podrían tener que ver con la autoestima y la seguridad, la confianza en sí mismo que no creo que suela faltarle y además el clamor de la afición, que merece. ¿Que existen espectadores conservadores a quienes no gusta su look? Que miren hacia Raúl y Casillas, tan excelentes de juego como antiguos de porte, y dejen a Guti ser libre. Yo le aplaudo. Sin imitar ¿por qué no puede hacer como Beckham, un ídolo mundial, un icono de la realidad mutante del hombre nuevo?
A camaleónico no le gana Beckham a Guti, y los dos son resultones. Cuando se estrenó en el primer equipo Guti iba de adolescente, porque prácticamente lo era. Ecébica melenita rubia. Hoy, harto de la semicresta, se ha puesto esta cresta neocheroqui, con rapado y tinte oscuro, que le hace más viril, sin perder el carisma o glamour de la moda. ¿Por qué iban a estar reñidos glamour y buen fútbol? Ahí están las sortijas de Helguera. Pero Guti es más atrevido. Si los guerreros griegos tenían adjetivos homéricos (Aquiles, el de los pies ligeros), los futbolistas también pueden tenerlos: Guti, el de la de la crencha caleidoscópica. Y atención: juega muy bien al fútbol.