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La mala conciencia de los jueces

Cuando Valdano se confesó el jueves, en el transcurso de la presentación de los nuevos tomos de AS sobre el Centenario, con una declaración que escondía indignación y perplejidad a la vez ("para que a un jugador castigado le quiten la sanción basta con que se enfrente al Madrid"), se limitó a constatar una realidad que revela la doble vara de medir con la que a menudo trabajan los comités disciplinarios de la Federación. Resulta que Ibagaza le dice a Rubinos Pérez "me cago en tu p... madre" y basta el arrepentimiento espontáneo para dejarle libre de culpa. Si el Código Penal utilizase esta resolución como jurisprudencia se multiplicarían por diez los delitos en este país, dado que basta con pedir "perdón" para que haya barra libre...

Con ello no quería Valdano ponerse una venda para curarse en salud. Se calló cuando lo de Romero antes del Málaga-Madrid y pagó las consecuencias Hierro; tampoco dijo nada cuando a su compatriota Leo Franco le liberaron de su castigo y el arquero argentino fue clave para que el Madrid no marcase un solo gol en el Bernabéu a los isleños. Franco estuvo soberbio. Es como si los miembros de los comités captasen la fama de madridistas que históricamente han tenido y ello alimentase una mala conciencia que se libera cuando adoptan esas decisiones que perjudican a su teórico protegido. Mi amigo Manzano sabe que tampoco le hacía falta. Su Mallorca no necesita ayudas externas. ¿O sí?