Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Psicoanálisis madridista

Se pregunta el aficionado cómo es que un club como el Madrid, lleno de estrellas y considerado y certificado como "el mejor equipo del mundo", pueda tener crisis tan evidentes, tan rotundas, como el pésimo partido contra el Racing. Y entonces los enfurruñados —que son casi todos los seguidores, deseosos de lo mejor, porque es lo mejor lo que se les vende— pueden decir que a Ronaldo (aparte la chiripa de los goles del estreno) aún le queda por sudar un poco, que el equipo ese día no tuvo cohesión, que sin Raúl el Madrid se desfonda y desarticula, que Hierro ha perdido poder de estrategia, que Morientes y Guti sí —por supuesto que sí— pero no, porque no saben mantener la regularidad, en fin...

Claro que ningún deportista (ni nadie) puede rendir siempre al cien por cien. Y es posible que los continuados elogios y rachas de éxito a algunos se les suban a la cabeza —incluso inconscientemente hasta el humildísimo Zidane— y entonces rindan menos y se desnorten. E inconsciente es la palabra. Si Jung habló del inconsciente colectivo (los componentes que guardamos como raza y cultura, a menudo ignorándolo) ¿por qué no habría de haber un inconsciente colectivo del equipo? Raúl y Figo en dique seco. El equipo sin hechura. Ronaldo quizá gordo o falto aún de toque, Guti, Morientes, e incluso Hierro, incapaces de "hacer equipo", surge una tristeza, un desánimo, una impotencia colectiva que nadie nombra, y que va más allá de lo meramente deportivo. El inconsciente colectivo del equipo vuelve triste y romo su juego. ¡Raúl —grita el aficionado— por lo que más quieras, vuelve enseguida!