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Automovilismo | Tierra

Seiscientos mil euros para buscar la victoria

Es lo que cuesta el Ford Focus que ha dado a Jaio el título nacional de tierra, un coche muy similar al que utiliza Carlos Sainz en el Mundial.

Actualizado a
<B>SENSACIONES FUERTES</b>. El redactor de AS tuvo la oportunidad de conducir el Focus en el Jarama, con Jaio como copiloto de lujo.
andrés garcía

Conducir un coche que vale seiscientos mil euros (unos cien millones de pesetas) es un sueño al alcance de unos pocos. Sólo los mejores pilotos, como Carlos Sainz en el Mundial o Txus Jaio en el Nacional de rallys de tierra, tienen oportunidad de pilotar un Ford Focus WRC. AS también ha entrado en ese selecto grupo, ya que probamos el coche del nuevo campeón de España de tierra.

La cita fue en el circuito del Jarama, en cuyo perímetro exterior hay un tramo de tierra ideal para pilotar el coche de Jaio. Sobre la cabeza de los periodistas flotó una terrible espada de Damocles. "Si alguien choca o rompe el coche, Txus no podrá participar en el Rally de Gran Bretaña". Y, claro, si el mero hecho de conducir un coche tan exclusivo supone una presión indiscutible, la añadida aumentaba la temperatura.

Con el propio Jaio sentado en el asiento del copiloto, y tras una breve explicación de la utilidad de cada uno de los instrumentos del habitáculo, el motor del Focus comenzó a rugir. No es fácil hacerlo andar, ya que el embrague tiene un recorrido muy corto y hay que estar muy fino para conseguirlo.

Pero una vez en marcha todo se simplifica. El cambio es secuencial y las marchas se engranan dando a la palanca hacia detrás, y se reduce empujando hacia delante. No es necesario utilizar el embrague para subir de marcha, pero si es aconsejable accionarlo al reducir.

Al pisar de verdad el acelerador es cuando se sienten en toda su intensidad los 300 CV del propulsor turboalimentado. Hay que estar hábil para no llegar al corte de inyección, situado por encima de las 6.500 rpm, pero el rápido manejo del cambio facilita la labor. También resulta de gran ayuda en tierra la tracción a las cuatro ruedas y el bien estudiado sistema de suspensiones, que absorbe los baches sin que en el interior se note nada.

La geometría del chasis del Focus, que cuenta con una larga distancia entre ejes, es otro factor que permite conducirlo (que no pilotarlo) con relativa soltura. Sus reacciones son nobles y cuando es necesario corregir en una derrapada algo larga o en un cambio de trayectoria, sólo hay que echar mano de la teoría porque el resto lo pone él.

El propio Jaio coincidía con esto: "Es un coche fácil de conducir, no resulta nada nervioso y, además, sus suspensiones pasan muy bien por las zonas bacheadas. Por otro lado, el motor dispone de muchos bajos, con lo que resulta muy agradable llevarlo". Bueno, eso será para los pilotos, ya que cualquier otro mortal suda la gota gorda para superar la experiencia.