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Ciclismo | Óscar Sevilla

"Me quieren porque tengo cara de niño"

Óscar Sevilla tiene 25 años, pero aparenta 15. Su aspecto y su carácter, siempre sonriente, simpático y deportivo hasta el límite, contrasta en un mundillo de tipos rudos. Pero sólo con la fachada no se triunfa en un deporte donde el sufrimiento no parece encontrar su límite.

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- No le sobraban ofertas, pero al final ha preferido quedarse en el Kelme hasta 2005. ¿Qué es lo que más ha pesado en esa decisión?

-Varios factores. Principalmente que estoy muy a gusto, en el equipo hay un gran ambiente, sus dirigentes piensan en mí como el líder del equipo, aunque tendré que responder, y además han hecho un esfuerzo económico para retenerme. Por otro lado, prefiero quedarme en España, que últimamente no está fácil. Es algo que no entiendo. Ahora mismo tenemos aquí el mejor ciclismo del mundo, con grandes corredores sobre los que formar nuevos equipos. Pero no salen patrocinadores y gente como Casero, Freire y Heras se tienen que marchar.

-¿Ha influido también en su decisión la mala experiencia de Heras?

-Roberto no ha tenido un año bueno, pero tampoco malo. Tuvo muchos problemas de lesiones este año, pero tiene mucha clase y la próxima temporada volverá a dar que hablar. Será de nuevo un gran rival, pero se lo deseo, porque es un gran amigo.

-Parece que usted antepone la amistad a la rivalidad. Al menos esa impresión dio con Casero durante la Vuelta.

-Pero no es así. En carrera cada uno hemos ido a lo nuestro y hemos tenido más de un enganchón cuando buscábamos colocarnos en cabeza. Pero una vez llegamos a meta, somos amigos.

-También ha dado la impresión de que para muchos aficionados fue usted quien ganó la Vuelta y no Casero.

-Sí, muchos me lo han dicho. Y para mí también. Yo gané mi Vuelta. Mi progresión fue mejor de lo que esperaba.

-¿A qué cree que se debe el gran carisma que tiene ante los aficionados?

-Yo creo que la gente me quiere porque tengo cara de niño. Y supongo que también caigo simpático por mi carácter. Me gusta hacer amigos. Me llena mucho que los aficionados me animen, me hincho. Creo que lo más bonito que hay es que la gente te quiera. Al menos a mí es lo que más satisfacción me da.

-Le creo, porque la verdad es que de victorias ha ido usted muy corto.

-¡Vaya! Pero es cierto. Este año sólo he ganado la prueba en línea de la Escalada a Montjuïc y ya en la última ocasión de la temporada. He hecho muchos segundos puestos y buenos resultados que me han llevado al sexto puesto en la ránking de la UCI. Pero me he quedado muchas veces con la miel en los labios. Tengo que aprender a ser más competitivo.

-Donde sí se le ha notado una gran progresión es en las contrarreloj.

-Sí y también en los abanicos. Pero espero ganar algún puntito más. Creo que es porque con los años voy ganando fuerza. También por el gran trabajo que hicimos con Ignacio Labarta para mejorar en las cronos, incluida la visita al túnel del viento. Y posiblemente, más que nada, la mentalización. He aprendido que puedo sufrir aún mucho más y llegar totalmente vacío al final de una contrarreloj. Y eso se logra con una mayor concentración.