NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

OLIMPISMO

Rogge, el heredero

El último viaje de Juan Antonio Samaranch como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el día antes de cumplir 81 años, fue por las calles de Moscú a bordo de un inquietante, negro, lujoso Zil con matrícula rusa 0463BB. El coche era una concesión especial a Samaranch de su amigo Yuri Luzhkov, el todopoderoso alcalde moscovita.

Rogge, el heredero
AP PHOTO

Luzhkov no es el único ni el más formidable de los amigos de Samaranch en Moscú: quedan Boris Yeltsin, Vitaly Smirnov -jefazo del olimpismo russky- e incluso el presidente Putin.

Cuando subía al cochazo, poco después de las 10:30 horas, Samaranch, emocionado, sólo atinaba a decir que se encontraba "orgulloso" de que Jacques Rogge fuese su heredero y también "feliz" por el buen final de su mandato de 21 años.

Mandato o reinado que comenzó en 1980 en la misma Casa de las Columnas moscovita que ayer vivió la proclamación de Rogge, y que en 1953 acogió el cadáver embalsamado de José Stalin, El Padrecito. En esos momentos, en pleno corazón de Moscú, la infanta Pilar de Borbón usaba su telefonino para contar la historia al Rey Juan Carlos, que se encontraba rumbo a El Pardo, a una recepción con el presidente de Costa Rica. "Ha ido todo bien entonces, ¿no?", dijo Juanito de Borbón a su hermana, triste por la derrota de Anita DeFrantz.

Por goleada

Rogge ganó por la goleada prevista. En la primera vuelta de la votación en el World Trade Center quedó eliminada DeFrantz. Cuando Samaranch visualizó el resultado de la segunda votación, dio orden a todos de marcharse a la Casa de las Columnas para proclamar el nuevo presidente, lo que ocurriría a las 10:10.

Rogge había firmado mayoría absoluta en segunda ronda, con 59 votos, por 23 de Un Yong-Kim, 22 de Dick Pound y 6 de Pal Schmitt. A Kim le castigó severamente la información de la CNN, la noche anterior, de que andaba ofreciendo 50.000 dólares (10 millones de pesetas) y cargo incluido a todo el que quisiera votarle. "El señor Kim está devastado por estos sucesos y no hará declaraciones", revelaron sus escoltas.

En su discurso inicial, ante un Samaranch casi lloroso, Rogge pidió la colaboración de sus rivales. Dijo también que su maestro, Raoul Mollé, ex presidente del Comité Olímpico Belga, le había enseñado "el deporte". "Y Samaranch, la política del deporte", agregó.

Samaranch era ya historia a bordo del coche de Luzhkov. ¿O era el coche de Stalin?. Puede que Moscú, terrible ciudad, no crea en las lágrimas, pero sí cree en Samaranch, el amigo de Yeltsin, Luzhkov y Smirnov. Si Stalin hubiese conocido a Samaranch, sabe Dios...