"Me dicen gay, no me molesta": patina a ritmo de Santana y entrena en un centro comercial
Donovan Carrillo, abanderado de México que ha padecido homofobia y viste un traje de 2.500 euros, se mete en la final de patinaje artístico. El mejor, el estadounidense Chen.
En un país sin pistas de hielo de tamaño olímpico y superando numerosos obstáculos, Donovan Carrillo es un artista que cree que el patinaje artístico le ha dado la plataforma perfecta para expresarse. Después de 30 años, México volvió a tener un patinador en los Juegos Olímpicos y su abanderado se ha metido entre los 24 patinadores (fue 19º) que estarán en la final del jueves para realizar el programa libre. Nacido el 17 de noviembre de 1999 en Zapopan (Jalisco), vive en León (Guanajuato) ciudad donde entrena en una pista pública de un centro comercial bajo la supervisión de Gregorio Núñez. Orgulloso de las raíces mexicanas realizó su programa corto con el 'Black Magic Woman' del rockero mexicano Carlos Santana (también ha participado en otros certámenes con música de Juan Gabriel) y vestido con un traje valorado en 2.500 euros con 17 mil incrustaciones de cristal en oro cromado, negros y dorados, realizado por el reconocido diseñador mexicano Edgar Lozano, quien anteriormente confeccionó los vestidos con los que la modelo Andrea Meza ganó Miss Universo.
“Detrás de todo esto está el sueño de un niño que nunca se rindió. Mi mensaje para todos los mexicanos que van a ver los Juegos es que no importan las adversidades que se les presenten, trabajen duro y nunca se rindan”, afirma Carrillo cuyo ídolo es Javier Fernández, el que fuera gran rival del que era máximo favorito al oro, el principito japonés Yuzuru Hanyu, que lo tendrá verdaderamente complicado tras ser octavo y fuera del último grupo en el programa libre del jueves, con un inesperado error incluido ("Justo en el despegue del Salchow, en la curvas, había un agujero", aseguraba después"), en el programa corto a espaldas del norteamericano Nathan Chen (con récord del mundo, 113,97), los nipones Kagiyama y Uno, el coreano Cha, el georgiano Kvitelashvili, el estadounidense Brown y el ruso Semenenko. Hanyu busca de su tercer éxito olímpico consecutivo, algo sólo logradopor el sueco Gillis Grafstrom, allá por 1928.
Carrillo empezó a patinar con 8 años, tras destacar ya en natación (clavados) y gimnasia, "por el primer gran amor... después me enamoré del patinaje". Su pasión le hizo ser el centro de la diana de muchos homófobos que en México no entendían como un hombre se dedicaba a patinar y lo machacan a través de las redes sociales. "No me molesta que me llamen gay porque no lo soy, lo que me molesta es que usen la palabra gay como un insulto o como algo dañino para mi persona y mi trabajo. Es muy importante que desde niños, los padres fomenten que el futbol o el basket lo puede practicar una niña porque a veces esos deportes son muy estereotipados al igual que el patinaje", afirma este icono azteca que tuvo que luchar mucho, también económicamente, para llegar hasta aquí: "Mi familia hizo un gran sacrificio. Además hay muchas personas que me han dado un donativo para impulsar mi carrera, hemos organizado muchas colectas, otros me regalaron cosas para rifarlas y de ahí saco dinero para competir. Todo ha salido gracias a las personas que me han ayudado para poder seguir cumpliendo mis metas y para seguir en este deporte". El sueño continúa.