La XXIV edición contará con más de 2.900 deportistas de 90 países (14 españoles) en un evento marcado otra vez por la COVID-19 y blindado contra contagios.
Pekín se convertirá este fin de semana en la primera ciudad de la historia en albergar Juegos de Verano y Juegos de Invierno. Del 4 al 20 de febrero la capital de China reunirá a casi 3.000 deportistas de 90 países, entre ellos 14 españoles, para repartir 327 medallas en 109 eventos de siete deportes (esquí, patinaje, trineo, hockey hielo, biatlón, curling y bobsleigh) y 15 disciplinas en una competición que contará con un tren bala, que alcanza los 350 km/h y transporta hasta 564 pasajeros por trayecto, para unir Pekín y Zhangjiakou, dos de las tres sedes olímpicas además de Yanqing. Ilusión, innovación y futurismo en unos Juegos también marcados por la persistente pandemia y el miedo de la ciudadaní china que está recelosa con la llegada de tantos extranjeros en pleno aumento de casos positivos lo que obliga a deportistas, prensa, trabajadores de la organización y voluntarios a vivir en una burbuja sin tener relación con nadie ajeno a la cita olímpica.
Siete pruebas harán su debut en el programa de los Juegos de invierno, cuatro de ellas nuevas competiciones por equipos mixtos en patinaje en pista corta, esquí acrobático, saltos de esquí y snowboard. El bobsleigh será el otro deporte que aportará novedades, con una segunda prueba femenina, y el monobob. Si hablamos de nombres propios que irán compitiendo a lo largo de los 17 días hay rutilantes estrellas como Yuzuru Hanyu (patinaje artístico), Eileen Gu (esquí acrobático), Mikaela Shiffrin (esquí), Chloe Kim (snowboard halfpipe), Charlotte Kalla (esquí de fondo), Ryoyu Kobayashi (saltos de esquí), Natalie Geisenberger (luge), Alexis Pinturault (esquí alpino), Shaun White (snowboard halfpipe), Johannes Thingnes Boe (biatlón), Anna Hasselborg (curling), Suzanne Schulting (patinadora de velocidad), o los españoles Lucas Eguibar (snowboard cross) o Queralt Castellet (snowboard halfpipe), la abanderada española junto a Ander Mirambell (skeleton).
Esquí alpino
Alexis Pinturault, predestinado para la gloria
Alexis Pinturault estaba predestinado a triunfar en el esquí alpino porque comenzó a lanzarse por la nieve con sólo dos años. Su familia regenta el Hotel Annapurna en la estación de Courchevel, en los Alpes franceses, y la adrenalina corre por sus venas. "Me encanta la adrenalina y la sensación de velocidad en la montaña", confiesa el francés, que el año pasado alcanzó la cima de su carrera al conquistar el Globo de Cristal, la 'general' de la Copa del Mundo en la que no triunfaba un francés desde hace 24 años, cuando se la adjudicó Luc Alphand. El galo de 30 años tiene como mantra una frase del aventurero y explorador sudafricano Mike Horn: "Todos tienen su propia montaña para escalar". La que le queda a él es el oro olímpico.
El francés, que participará en sus terceros Juegos, fue bronce en el gigante de Sochi 2014 y en PyeongChang 2018 logró la plata en combinada y el bronce en gigante. "Tengo tres medallas, pero me falta un oro", avisa. "La disciplina en la que tengo más posibilidades es la combinada, pero también en el gigante. Quizá también en el eslalom. Y en el supergigante se tratará de disfrutar", explicó a Olympics.com. Pero para dar subir a lo más alto tendrá sobre todo enfrente al suizo Marco Odermatt, que lidera la Copa del Mundo y domina la clasificación del gigante. El helvético de 24 años apretó mucho a Pinturault en 2021. El noruego Aleksander Aamodt Kilde y el austriaco Mattias Mayer también tendrán mucho qué decir.
Esquí alpino
Mikaela Shiffrin, leyenda con sólo 26 años
En el esquí alpino, que se disputará entre el 6 y el 19 de febrero, una estrella reluce más que cualquier otra: Mikaela Shiffrin. Una leyenda con sólo 26 años. Lo es porque, por ejemplo y como hito más reciente, logró en enero superar el récord del histórico Ingemar Stenmark de más victorias en una disciplina. Ganó su 47º eslalon en Schladming, su victoria número 73 en Copa del Mundo y, además, por delante de la eslovaca Petra Vlhova, que será su gran rival en Pekín. Su positivo en COVID-19 en diciembre quedó atrás. Está lista para dar guerra, como lo demuestra su liderato en la general de la Copa del Mundo.
La estadounidense de Vail (Colorado) ya subió a lo más alto del podio olímpico en Sochi (eslalon) y Pyeongchang (gigante), donde también fue plata en combinada. Tiene once metales en Mundiales. Tras la retirada de Lyndsey Vonn, Shiffrin es la cara del esquí. Pero tuvo que superar episodios de ansiedad ("vomitaba antes de competir y me paralizaba", confesó) tras sus éxitos tempranos. Después de un 2020 aciago marcado por el fallecimiento de su padre en un accidente doméstico, la pandemia y una lesión, retornó al circuito tras 300 días de parón en noviembre de ese año y demostró que es de otra pasta. Con deportistas como LeBron James y Serena Williams de referentes, considerada la 'Mozart' del esquí por su finura sobre las tablas, Shiffrin seguirá reescribiendo la historia.
Snowboard halfpipe
Shaun White, el tomate volador está de vuelta
Ser protagonista de un videojuego es algo así como hacerse con una parcela con derecho a la eternidad en los nuevos tiempos. Es el caso de Shaun White, The Flying Tomato, que no será el favorito en el mediotubo de snowboard de Pekín. Pero sí el más seguido y esperado. Como siempre en su carrera. El estadounidense de 35 años participará en sus quintos Juegos, en los que ha conquistado tres oros (Turín 2006 con sólo 19 años, Vancouver 2010 y PyeongChang 2018) después de tomarse un descanso de tres años y volver en 2021 con el objetivo de seguir divirtiéndose y engrosar su palmarés. Un currículum con 15 oros en los X-Games. Si Nadia Comaneci es la mujer 10, él es el hombre 100. El que logró esa puntuación en 2012 en la gran competición de los deportes extremos. La perfección.
White es de acero. Antes de cumplir un año, ya fue operado dos veces a corazón abierto para corregir una cardiopatía congénita. Viviendo en la dorada California, la primera tabla que cogió fue la de skate, y su padrino fue otro mito, Tony Hawk, que le llevó de la mano para convertirse en profesional del monopatín con 16 años. Pero su habilidad sobre la nieve era aún mejor y con siete años ya firmó su primer contrato con un patrocinador. El pelirrojo White incendió el halfpipe de Turín 2006 y ya no paró. Cuando se cortó su melena en 2012, cuatro millones de internautas lo vieron en YouTube. Ahora, más comedido, con los bolsillos llenos (según Forbes ganó ya nueve millones de euros en 2008), feliz con su banda Bad Things, llegará a Pekín con 35 años, el más veterano del halfpipe. Dispuesto a liarla.
Snowboard halfpipe
Chloe Kim y los fantasmas de la mente
Cuando Chloe Kim llegó de los Juegos de PyeongChang 2018 con el oro al cuello, lo tiró al cubo de la basura. "Odiaba la vida", cuenta la estadounidense estos días en 'Time', la revista que le ha dedicado la portada y que la ha señalado ya antes de los Juegos como una de las estrellas. Es el precio que pagó una niña prodigio (ahora tiene 21 años) por la fama, la presión y los ataques racistas (sus padres son emigrantes surcoreanos) que ha soportado durante su vida. Con tan sólo 14 años ya se adjudicó el oro en el halfpipe de los X-Games, convirtiéndose en la campeona más joven de la historia. Y no participó en Sochi 2016 por ser demasiado joven. En 2014, tras ganar su primera medalla importante, plata en los X-Games, colgó una foto feliz en Instagram y los insultos como aguijonazos acabaron en una noche de llanto. "¡Vuelve a China!", le decían, mientras la acusaban de quitar las medallas a los estadounidenses blancos.
Kim le debe mucho a su padre, que los sábados conducía cinco horas hasta Mammoth Mountain para que practicara. En 2018, en Pyeongchang, se lo devolvió con creces. Hablando con fluidez coreano y encumbrada también en EE UU, se convirtió en una celebridad. Su nombre llegó hasta los Óscar, se creó una Barbie con su imagen, las marcas se la rifaban... Pero su cabeza explotó. "Ni siquiera podía ir a mi lugar favorito. Sólo quiero tomar un maldito sándwich de jamón y queso e irme", recordaba en ‘Time’ rememorando la visita a un local cercano a su casa. En 2019, dejó el snowboard y se matriculó en la Universidad de Princenton para ser una estudiante más. Pero no lo consiguió del todo. En 2020, retornó al snow y ahora, centrada, anuncia que tiene tres nuevos trucos para sacar de la chistera en Pekín. Kim, si sus fantasmas no afloran como los de Simone Biles, está lista para reventar los Juegos.
Snowboard halfpipe
Queralt Castellet, la deuda de la medalla
El halfpipe tiene una deuda con Queralt Castellet. Y la española, una espina que quiere quitarse. La rider de Sabadell (32 años) afronta sus quintos Juegos Olímpicos. Debutó con tan sólo 16 años en los de Turín y su mejor resultado es un octavo puesto en los de PyeongChang 2018, pero su currículum dicta que debía haber alcanzado el podio en alguna de las citas. Por unas circunstancias u otras, nunca acabó de planchar sus trucos como en otras competiciones. Entre diciembre y enero, viene de conseguir subir al cajón en las cuatro pruebas que ha disputado: bronce en las Copas del Mundo de Cooper Mountain y Laax, plata en el Dew Tour y plata también en los prestigiosos X-Games.
Ciudadana del mundo, Queralt tiene instalada su base en Europa en Laax (Suiza) y en Estados Unidos es asidua de Aspen y Copper Mountain, donde se entrena a las órdenes del doble medallista olímpico Danny Kaas. También es habitual de los glaciares de Nueva Zelanda. En 2015 recibió el durísimo palo de la muerte de su pareja y entrenador, Ben Jolly, por un tumor pero supo agarrarse a la tabla de snow para superarlo, como cuenta en el documental 'Ride to the Roots'. La misma a la que le aficionaron sus padres, de los primeros locos del snowboard en España que inculcaron la afición a su hija, que iba para gimnasta y acabó convirtiéndose en la segunda mujer del mundo, tras Kelly Clark, en planchar un 1.000-80 (tres vueltas en el aire). Una acróbata de la nieve a la que le falta el reconocimiento olímpico.
Patinaje artístico
Yuzuru Hanyu, el principito de Japón
Dos bestias del patinaje artístico, los dos con base en Toronto a las órdenes de Brian Orsen, protagonizaron los duelos más bellos sobre el hielo en los últimos tiempos: Javier Fernández y Yuzuru Hanyu. El español colgó las cuchillas tras conquistar la medalla de bronce en los últimos Juegos. El principito japonés (27 años ya) saldrá en Pekín con la misión de añadir un tercer oro olímpico a su palmarés. Y, para ello, ha preparado un cuádruple axel (pirueta con cuatro giros y medio) que nadie ha conseguido realizar todavía en competición. Si alguien lo puede hacer es él. El mismo que rompió la barrera de los 100 puntos en el programa corto, los 200 en el libre y los 300 en la combinada. Sólo el sueco Gillis Grafstrom, allá por 1928, abrochó tres oros consecutivos.
Por todo el mundo, y en especial en Asia, hay una legión de ‘Fanyus’ (así se hacen llamar sus fans) que le apoyan. A veces, de forma histérica mientras le lanzan muñecos de peluche de Winnie the Pooh a la pista. Hanyu es también un símbolo de resiliencia en Japón. En 2011 entrenaba en su ciudad natal, Sendai, cuando un terremoto de magnitud 9,0 provocó el desastre nuclear de Fukushima, a 70 km. La pista de hielo quedó destruida, su familia pasó varios días en un centro de acogida y al año siguiente se trasladó a Canadá para seguir progresando. "Quería conectarse emocionalmente con la gente para que olvidaran sus problemas y encontraran inspiración", cuenta su también entrenadora Tracy Wilson. El héroe del pueblo lo consiguió.
Patinaje de velocidad
Suzanne Schulting, vértigo en el short track
"Mis padres viven en mitad de la nada, rodeados de canales. Así que en invierno, cuando se congelaba todo, me decían 'sal un poco y patina'. Así es como aprendí a ir tan rápido. Donde empezó todo". Suzanne Schulting (Groningen, 24 años) comenzó como muchos neerlandeses su relación con el hielo. En Países Bajos, el patinaje de velocidad es casi religión y Schulting una de sus diosas después de que en PyeongChang 2018 lograra el oro en los 1.000 metros (la primera de su país en convertirse en campeona olímpica en pista corta, el short track) y de que en los Mundiales del año pasado subiera a lo más alto del podio en todas las pruebas en las que participó: 500, 1.000, 1.500, general y relevo sobre 3.000 metros. Y, además, corriendo en casa, en Dordrecht. Una hazaña que sólo había conseguido la canadiense Dylvie Daigle en 1983.
Aficionada a tocar el piano y a practicar el ciclismo, Schulting tiene medio millón de seguidores en Instagram. En los últimos Mundiales, cuando conquistó el oro en 500 metros, se lo dedicó emocionada a su compañera Lara van Ruijven, con quien se colgó el bronce en el relevo de 3.000 metros en PyeongChang. Esta, murió por complicaciones de un trastorno autoinmune con 27 años mientras realizaban su preparación en los Pirineos franceses. "Después de despedirme de ella, me fijé el objetivo de que el título de 500 metros siguiera en el equipo", explicó. Y lo consiguió. Un punto más para llegar al corazón de todo un país.
Luge
Natalie Geisenberger, una institución de la especialidad
En la acepción del diccionario de luge debería aparecer una foto de Natalie Geisenberger. La alemana nacida en Múnich el 5 de febrero de 1988 es una institución en su deporte, uno de los tres de descenso en trineo que es olímpico junto al bobsleigh y al skeleton. Cinco medallas olímpicas (cuatro oros y un bronce (en su debut en Vancouver 2010) en tres ediciones de los Juegos de Invierno), 16 medallas mundiales entre 2008 y 2021 (nueve oros, cinco platas y dos bronces) y 12 europeas entre 2008 y 2021 (seis oros, cinco platas y un bronce) adornan su impresionante palmarés que le ha llevado a lograr dos dobletes olímpicos (individual y por equipos) en Sochi 2014 y Pyeongchang 2018.
Miembro del club de luge local desde los 10 años, creció a 50 kilómetros de la ciudad montañosa bávara de Miesbach, que cuenta con una pista de trineo en verano. Geisenberger desde casi el principio ganando catorce eventos y tres títulos generales de la Copa del Mundo júnior; y seis medallas del Campeonato del Mundo júnior entre 2004 y 2007: tres individuales y tres por equipos. Al ascender a categoría sénior siguió con sus éxitos proclamándose campeona de Europa individual en 2008 (Cesana Pariol, Italia), donde también ganó un título mundial Sub23. En 2018 añadió a su espectacular carta de presentación actual el convertirse en la primera mujer en ganar la Copa Mundial seis veces siendo la atleta femenina más condecorada en su deporte y la más exitosa de todos los tiempos compartiendo distinción con sus compatriotas de dobles masculinos, Tobias Arlt y Tobias Wendl.
Esquí de fondo
Charlotte Kalla, la reina del 15 de febrero con aeropuerto propio
La esquiadora de fondo sueca de 34 años sumará en Pekín su cuarta participación en Juegos de Invierno y las tres precedentes no pueden ser más exitosas: tres medallas de oros y seis de plata. Casualidades del destino, la fantástica atleta nórdica tiene un día fetiche, el 15 de febrero. Ese día de 2010 debutó en una cita olímpica en Vancouver 2010 y lo hizo de manera arrolladora. Victoria en los 10 km estilo libre convirtiéndose, de paso, en la primera campeona individual de esquí de fondo de su país en unos Juegos de Invierno desde Grenoble 1968, cuando Toini Gustafsson obtuvo dos oros. Un ciclo olímpico después, pero ese mismo día del calendario logró un triunfo espectacular formando parte del cuarteto de relevos de Suecia en Sochi. Comenzó su posta con 27 segundos de déficit y merced a un ritmo vertiginoso cazó a los dos rivales que tenía por delante para escaparse sin remisión hacia el oro.
En homenaje a su impresionante actuación, el Aeropuerto de Pajala, situado en su provincia natal de Norrbotten, cambió su nombre a Aeropuerto Internacional de Kalla ese mismo día. En PyeongChang 2018, otro 15 de febrero sumó una nueva medalla a su fantástico botín en esa fecha concreta. Kalla que comenzó a practicar su deporte con 7 años es, gracias a sus nueve medallas, la atleta olímpica sueca más exitosa de todos los tiempos. Palmarés impresionante al que añade doce medallas en Mundiales y 55 podios en Copa del Mundo “Me acostumbré al esquí de fondo de inmediato. El estilo de vida de un esquiador y el hecho de que tengas que entrenar dos veces al día no es un sacrificio para mí. Es algo que amo, algo que busco, todos los días y durante todo el año. Estoy viviendo mi sueño al tener el privilegio de participar en el deporte a tiempo completo”, explica.
Saltos de esquí
Ryoyu Kobayashi, el emperador que aspira a ser el heredero de Funaki
En una especialidad donde los márgenes son tan estrechos y el cambio radical de 180 grados puede ocurrir en milésimas de segundo, Kobayashi ocupa el trono actual y tiene a un país pendiente de él. La estrella japonesa de los saltos de esquí, reciente ganador por segunda vez de los Cuatro Trampolines, ha levantado enormes expectativas para que transforme su excelente estado de forma en una medalla de oro en Pekín y emule a lo alcanzado por el mito Kazuyoshi Funaki, primer y único campeón olímpico nipón de salto en Nagano 1998. "La realidad es que nadie te hace caso si no ganas en los Juegos Olímpicos", asegura el propio Ryoyu dejando clara la importancia que le da al evento en el que debutará el 5 de febrero.
Amante de múltiples deportes y con el futbolista Neymar, el piloto de F1 Lewis Hamilton y el jugador de béisbol Shohei Ohtani como grandes referentes a los que sueña con parecerse en "repercusión" y "presencia mediática", Kobayashi (25 años) tendrá una dura competencia en China con poderosos rivales como el alemán Karl Geiger, el noruego Halvor Egner Granerudy o la leyenda alemana Stefan Kraft. El japonés parte con la vitola de favorito pero deberá sobreponerse de nuevo al "nerviosismo" que siente siempre antes de competir y que le ha jugado malas pasadas en algunas ocasiones. En Pyeongchang 2018 acabó en puestos retrasados... y muy decepcionado: "Sentí que estaba a kilómetros de distancia de la competencia. Estaba en plena forma, pero terminé séptimo y décimo", afirmaba en la revista 'Sportiva'.
Esquí acrobático
Eileen Gu, la chica perfecta que eligió ser el icono de China
Con solo 18 años, 'Gu Ailing' ha triunfado en todo lo que se ha propuesto: atleta profesional en esquí acrobático, modelo de proyección internacional, estudiante superdotada con beca en Stanford, activista por el empoderamiento de las mujeres y voz del cambio... Eileen Gu nació en San Francisco, de padre norteamericano y madre china, y en 2019 tomó la decisión de representar al país de nacimiento de su progenitora que no permite la doble nacionalidad por lo que debía renunciar a ser norteamericana... al menos con carácter oficial. “Cuando estoy en China, soy china. Cuando estoy en EE UU, soy norteamericana. Tengo doble identidad. y estas dos mitades hacen lo que soy a día de hoy", dice a Olympics.com. Y explica: "Poder inspirar a millones de jóvenes allá donde nació mi madre es una ocasión única de contribuir a promover el deporte que amo", escribió Eileen Gu en Instagram para justificar su cambio de nacionalidad.
Habla a la perfección inglés y chino mandarín y además de ser una estrella del deporte es modelo profesional de pasarela con desfiles en Milán o París, o portadas en Vogue y Cosmopolitan; y numerosos contratos con firmas de moda o relojes. Por si fuera poco sus brillantes notas, que incluyen hacer los dos últimos cursos de secundaria en un solo año para preparar los Juegos, le han otorgado plaza en la prestigiosa Universidad de Stanford. Comenzó a esquiar con tres años y con 15 ganó su primera prueba de la Copa del Mundo. Los Juegos Olímpicos de la Juventud disputados en Lausana (Suiza) en 2020 fueron su explosión con dos títulos y los X Games 2021 le catapultaron al estrellato deportivo con dos oros siendo la primera china en ganar en el culmen de los deportes extremos. "Mi objetivo es ganar el oro olímpico", afirma sin tapujos el icono del país organizador al que Forbes le señala como la persona más joven en formar parte de su influyente lista '30 Under 30'.
Biatlón
Johannes Thingnes Boe, el sucesor de los mitos Bjorndalen y Fourcade
"Quiero ser como Martin Fourcade". Johannes Thingnes Boe creció en su noruega natal con un sueño: ser campeón olímpico de biatlón. A los 25 años lo alcanzó en Pyeongchang 2018 al imponerse de forma impecable en la prueba de los 20 kilómetros. Junto a su hermano Tarjei, también un biatleta de alto nivel, trabajó para ser un reloj de precisión en un deporte que combina dos disciplinas tan diferentes como el esquí de fondo y el tiro con carabina. Fourcade, mito francés de la especialidad con siete medallas olímpicas y 28 mundiales, ha sido su referencia y Thingnes, que ya tiene 3 medallas olímpicas y 24 mundiales, es actualmente considerado el tercer mejor de la historia del biatlón tras la leyenda noruega Ole Einar Bjorndalen (13 preseas en Juegos y 45 medallas, 20 de oro, en Mundiales) y el mencionado Fourcade.
El corpulento noruego de 28 años, que asegura que su hobbie favorito cuando no compite es el ciclismo y "salir de fiesta", lleva tres títulos de la Copa del Mundo consecutivos, incluyendo 52 victorias parciales individuales, tiene su gran fortaleza en la velocidad de esquí forjada a base de potencia y resistencia. Sin embargo, además, en los últimos años ha mejorado mucho su precisión de tiro a los cinco blancos situados a 50 metros, un momento límite y clave de la competición ya que el pulso medio en ese momento de la carrera es alrededor de 180 pulsaciones por minuto y donde accionar el gatillo una centésima de segundo demasiado tarde o demasiado pronto puede marcar la diferencia entre acertar o fallar.
Curling
Anna Hasselborg, la patrona del cuarteto líder en azul y amarillo
La capitana y jefa de Suecia en el curling tiene 32 años y en 2019 se convirtió en la primera 'skip' en la historia en reinar como poseedora simultáneamente de la medalla de oro del Campeonato Europeo, la medalla de oro del Mundial (dobles Mixtos) y la medalla de oro olímpica alcanzada en PyeongChang 2018. La líder del cuarteto azul y amarillo, que obtuvo el premio al mejor equipo femenino de los Juegos anteriores, es una referencia en un deporte que ha vivido desde muy pequeña por tradición familiar ya que su padre, su hermano, su tío y su primo se han dedicado a ello. Hasselborg, la skip, determina la estrategia y sostiene la escoba para indicar a sus compañeras dónde deben apuntar las piedras, además de que suele tomar la responsabilidad de lanzar las dos últimas.
Son las grandes favoritas al oro (aunque países como EE UU, Suiza o la Federación Rusa también son serios aspirantes) y basan gran parte del éxito en su confianza y conocimiento personal ya que las cuatro llevan siete años compitiendo juntas, pero es que además Anna, Sarah McManus y Agnes Knochenhauer se conocen desde hace más de 20 años y llevan jugando juntas desde juniors y ya dieron a Suecia a una medalla de oro en el Mundial júnior de 2010. Y la cuarta, Sofia Mabergs, que sustituyó a Zandra Flyg, es la "chica más divertida del mundo" según la propia Hasselborg que define el curling "como una droga" y "la razón de que siempre quieras competir y por qué entrenas tan duro".
Snowboard cross
Lucas Eguibar, la gran esperanza española quiere sacarse la espina
Pese a nacer junto a la donostiarra playa de La Concha, el rider de 27 años (cumple 28 el día antes de su cita competitiva en los Juegos de Pekín) decidió dejar de lado el surf en el agua para surfear la nieve, un elemento que siempre estuvo presente en sus rutinas familiares. Empezó a esquiar con dos años y a competir con cinco... para más tarde cambiarse a la tabla y probar cosas diferentes. De carácter reservado y tímido, Eguibar ha roto de una patada en la puerta la teoría de que un español no puede triunfar en deportes de nieve y además de victorias en la Copa del Mundo es el vigente campeón del mundo de snowboard cross, éxito que alcanzó en 2021 en Suecia derrotando a todos los mejores especialistas del mundo.
Ya en 2017 en Sierra Nevada demostró su capacidad con dos platas mundialistas, una individual y otra formando equipo con Regino Hernández, el ceutí recién retirado que se llevó el bronce olímpico en PyeongChang 2018. El hito que ahora persigue Lucas pese a sus problemas de espalda. Pekín es el lugar elegido por el talentoso deportista de San Sebastián para sacarse la espina clavada de Sochi donde un toque acabó con sus grandes aspiraciones de morder metal y para poder dedicárselo a dos personas: su hermano Nico que pelea día a día tras sufrir hace años un fortísimo accidente de moto y que le hizo entender que no todo es tan bonito y a Israel Planas, su entrenador, que en 2017 falleció a los 41 años por un infarto cerebral. Lucas Eguibar es la gran esperanza de la delegación española, junto a Queralt Castellet, para colgarse una medalla del cuello y cerrar el círculo.