"Las audiencias son el doble que en Río, el mundo quería Juegos"
Pere Miró, director general adjunto al COI, valora los Juegos de Tokio para AS y otros temas como la transexualidad, Simon Biles, el dopaje o los deportes que debutaron.
¿Qué balance hace de los Juegos de Tokio?
El balance es muy positivo. Estar aquí ya era un gran éxito, no podíamos perder una generación de deportistas. Eso se ha conseguido. Los problemes se fueron resolviendo. Los deportistas han acabado muy contentos y los servicios que les dimos fueron los mejores.
¿Estos Juegos dejan legado?
Han dejado un legado en parte. El legado de estos Juegos no será impactante. Los tokiotas han afinado la ciudad, han reconducido algunas partes. La mayoría de instalacions vienen de Tokio 64 y han aprovechado para ponerse al día.
¿Han sido los Juegos de Tokio sin el apoyo de los tokiotas?
Teníamos claro que la opinión pública no estaba a favor de los Juegos. A veces las percepciones son más importantes que la realidad. Ellos nos veían como un peligro. Se transmitió que con toda la gente que iba a venir, en total unas 60.000 personas, podíamos ser un problema. Pero aquí el 85% estamos vacunados y todos seguimos un ritmo de test muy alto. Hay miles de test y el ratio es 0,03% de casos. Por eso los tokiotas se han dado cuenta de que realmente no éramos un peligro. Ha ayudado el cambio de tendencia de la prensa y que los japoneses han empezado a ganar medallas. La opinión pública ha cambiado ahora.
¿Esperaba un índice tan bajo de positivos?
Lo esperábamos. No queríamos poner en riesgo a nadie. Ni a los japoneses ni a nadie de la familia olímpica. Las prevenciones que se podían hacer se han llevado a cabo. Respetamos las normas sanitarias de Japón.No es una casualidad que el índice sea tan bajo. Llegamos a un acuerdo con Pzifer para enviar vacunas a aquellos que sus países no les podía vacunar. Y inculcamos una cultura a los que venían de seguridad. Todos jugaron al juego.
¿Le tuvieron que llamar la atención a países o deportistas por sus conductas?
Hablamos de muchas personas, ha habido casos, pero anecdóticos. Tuvimos que ir recordando sobre el terreno que se debían seguir manteniendo las medidas. Hay deportistas que cuando dejaban de competir no se ponían la mascarilla, estaban en ese momento en otro mundo. Incluso daban entrevistas sin la mascarilla. Ha habido constantemente situaciones de este tipo.
¿Y cómo fueron las audiencias?
La audiencia televisiva en el mundo ha sido increíble. La primera conclusión es que el mundo quería Juegos. Podemos seguir haciendo cosas pese a la pandemia. La gente quería buenas noticias. Tenemos más del doble de audiencia que en Río. Y en Japón está disparado también.
¿Y cuál es el perfil de espectador?
En los anteriores Juegos el promedio se situaba en unos 40 años. Pero ahora parece que hemos recuperado el público joven.
¿Los nuevos deportes han surtido efecto?
Los nuevos deportes fueron fantásticos, sobre todo la escalada y el skateboard, que han explotado. Es bueno que los jóvenes puedan indentificarse.
Unos Juegos sin Phelps o Bolt. ¿La ausencia de iconos no altera el seguimiento?
Los Juegos se han caracterizado por tener iconos, pero también por la suma de pequeñas grandes cosas que pasan. Coges cada deporte y nadie mira durante los cuatro años las competiciones de muchos de ellos. Pero aquí sí. Si no hay iconos no pasa nada. La acumulación de pequeñas proezas crean una magia que la gente puede ver con emoción. La gente se mete en esta magia.
¿Cuántos controles de doping realizaron?
Hemos hecho 5.300 muestras a 3.720 deportistas. Solo ha habido dos casos positivos. Lo comparamos con otros Juegos y podemos estar satisfechos. No podemos decir que hemos ganado la batalla, pero estamos en el camino adecuado.
Si el doping no ha sido un tema en estos Juegos, ha habido otros. ¿Qué postura tiene el COI con la participación de transexuales? Hubbert en halterofilia fue el primer caso.
Es uno de los asuntos que están encima de la mesa. Es complicado, no puedo concretar. Intentamos encontrar soluciones. Por un lado queremos incluir, que es uno de nuestros valores. Todos deben tener su lugar, pero por otro lado debe haber un fair play, es decir, que la competición sea justa e exista una igualdad de competir con las mismas condiciones. Es complicado. Tenemos comisiones desde hace tiempo estudiando esto.
Otro de los asuntos fue el Simone Biles y se renuncia a competir. ¿Qué postura tiene el COI con respecto a la salud mental del deportista?
La presión sobre del deportista afecta al equilibrio mental. Pero eso siempre ha existido. Una presión ejercida por los padres, el entrenador o los medios. Hay que quemar etapas. Hace muchos años el doping estaba encima de la mesa y explotó en 1988 con Ben Johnson. Ahora hay prevención, hay mucho menos aunque no hemos ganado la batalla. En estos 33 años ha habido una evolución positiva. En 1988 seguro que había presión sobre los deportistas, pero unas cosas esconden otras. Ahora sale este asunto, y salen deportistas que hablan de sus problemas pasados. Hace años que estamos tratando este tema, le damos una guía a los atletas y les damos asistencia si es necesario.
¿Es un tema tabú en el deporte?
Este problema lo podemos tratar mejor porque los propios deportistas ya hablan de ello. Es bueno que los deportistas lo digan directamente, que no tengan vergüenza. La educación les dice que el doping es malo. Hay que reconocer el problema. Es como cuando un estudiante se somete a la presión de un examen. A veces esa presión no solo te impide rendir, sino hacer una vida normal. Pero hay que reconocerlo. Y ser consciente de que hay un problema.
También ha habido madres que se han quedado de las pocas ayudas en estos Juegos para llevar a sus bebés. ¿El COI pone todos los medios?
Es un tema muy sencillo. Hemos tenido varias demandas sobre esto, no solo la de Ona Carbonell. Nosotros no tenemos problemas. Sin COVID no había habido trabas, habríamos facilitado los medios para que los traigan. El problema fueron las condiciones de Japón.
¿Qué hubiera supuesto no hacer estos Juegos?
Hubiera sido la pérdida de una generación de deportistas. Eso es lo que nos llevó a hacerlos. El 65% de los deportistas solo participa una vez en los Juegos. También hubiera debilitado el movimiento olímpico.Y, por último, está el tema financiero. Para nosotros lo mejor era no hacerlo. Hay un seguro que nos cubre si no hacemos los Juegos. Quizás la asegurada no estaría contenta, pero nosotros iríamos adelante.
¿Para Tokio ha sido una ruina?
Aplazarlos un año costó mucho dinero, a todos. Durante un año debes ayudar de una manera inesperada a los comités olímpicos. El comité organizador también ha perdido. Si en Barcelona 92 me dicen que se aplazan un año me arrancó de los pelos. Hay instalaciones alquiladas que se deben posponer un año. Para Tokio fue un rompecabezas, también económico. Nosotros invertimos más de 800 millones en todo esto.
Ha habido muchas imágenes solidarias y emotivos en estos Juegos. ¿Considero que más que en otros por la COVID?
Siempre existen estas imágenes de solidaridad o historias difíciles. Siempre recordaré en los Juegos de Invierno de Socchi. Era un momento álgido de la disputa entre Rusia y Ucrania. En el podio coincidieron dos deportistas de ambos países, y se abrazaron de una manera efusiva. Esto siempre ocurre, pero en Tokio el espíritu de solidaridad se ha manifestado mucho más. Todos están contentos solo de estar aquí. Llevo 17 Juegos. La gente viene y piden ser clientes de algo, buscan el mejor servicio. Es normal. Pero en Tokio todos han venido a formar parte de algo, todos participamos y decimos: formo parte de que esto pase.
¿Qué novedades puede haber en París 2024?
Cada Juegos son diferentes. Ellos los harán desde su cultura, y habrá cambios. Desde un punto de vista estratégico, no. Hay cosas que se debaten como la ceremonia de inauguración. Hay que mantener la tensión y mirar la duración, sobre todo el desfile. El otro día hubo dos horas y cuarto, y eso que eran menos deportistas y menos recorrido. Hay que buscar el equilibrio.
¿España verá pronto unos Juegos?
Se han puesto encima de la mesa los Juegos de Invierno de Barcelona-Pirineos. El relato encaja perfectamente. Luego hay que ver cómo se monta. Más que eso, no lo sé. Sevilla y Madrid fueron candidatos muchas veces y no sé si hay ahora esa voluntad.