JUEGOS OLÍMPICOS | ATLETISMO

Seidel: "Lucho contra el TOC y con los trastornos alimentarios"

La estadounidense, de 27 años, ganó la medalla de bronce por sorpresa en la maratón olímpica. Tras su éxito habló sobre los problemas de salud mental que ha sufrido.

Tokio
CHARLY TRIBALLEAUAFP

“Bebed una cerveza a mi salud”, decía Molly Seidel, justo después de ganar la medalla de bronce olímpica en maratón. Lo de la estadounidense, de 27 años, es de un mérito tremendo. Luchó contra humedad y calor en Sapporo y se coló entre las africanas para subir al podio con 2:27:46, sólo por detrás de las kenianas Jepchirchir y Kosgei. Ellas se fueron 10 minutos más allá de su marca personal, Seidel sólo perdió dos minutos respecto a su 2h25:13.

Tras acabar la carrera, la corredora de Boston habló abiertamente de salud mental y de los problemas que ha sufrido: “Lidio con el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y tengo una larga historia de trastornos alimentarios. Durante la pandemia, tuve que lidiar con la recaída de ambos. Poder llegar a la gente y decir: ‘Oye no estoy bien ahora’ es algo enorme”.

No era la primera vez que Seidel hablaba sobre salud mental, porque ya en el NY Times criticó como en determinados sistemas de entrenamientos en los colleges se pide a las mujeres que tengan “un peso realmente bajo”: “Creo que la estructura de los colleges es muy buena, pero en algunos casos puede ser doloroso y no lo más positivo para las atletas, especialmente cuando su cuerpo se formaba como mujer. Yo no comía lo suficiente y no tenía energía para entrenarme. Aquelló probablemente me marcó para el resto de mi vida”.

Trabajaba en una cafetería y de babysitter

La historia de Seidel con la maratón es muy corta, de hecho esta sólo era la tercera carrera de 42.195 metros de toda su vida. Debutó en los Trials USA en 2020 en febrero, a los que se alistó sin demasiada fe. Era una buena atleta, pero también se ganaba la vida en una cafetería como barista y trabajaba de babysitter. La sorpresa es que se clasificó para Tokio con 2h27:31 y después hizo su marca personal en la Maratón de Londres. En la tercera, bronce olímpico.

Una buena fondista, que luchó contra la ansiedad y los trastornos alimentarios, que encontró su sitio en la maratón, concretamente bajo el calor y la humedad de Sapporo, un nombre de cerveza japonesa, como la que Molly deseó a su gente querida.