Scariolo: "La realidad ha superado a la imaginación con Pau"
El técnico repasó de camino a Tokio la trayectoria y las aspiraciones de una Selección que aterriza en los Juegos con "buenas sensaciones".
A casi 12.000 metros de altura, Sergio Scariolo, el seleccionador de largo más laureado de la historia del baloncesto español, atiende a AS a apenas días del debut olímpico en Tokio. Los Juegos de la pandemia pero, sobre todo, los últimos Juegos de Pau, el pívot que ha convertido la ficción en realidad.
Aun después de tantos años de experiencia, ¿todavía puede sentir un cosquilleo especial antes de unos Juegos Olímpicos?
Bueno, sí. Tenemos un poco todos la sensación de que algo se va a cerrar. Nunca nada es definitivo, nunca hay un punto y final en el fluir de un equipo como el nuestro que está en permanente cambio generacional, pero sí que todos tenemos la sensación de que esto se cierra aquí.
The last dance...
Para este equipo, sí. Todos hemos admirado a este equipo. Lo que nos ha ilusionado... En la concepción tradicional e histórica, sí es un last dance.
¿Y con qué intuición viaja a Tokio?
Honestamente, las sensaciones son buenas por dos razones. Primero, por el gran esfuerzo de los veteranos, que están a un nivel de compromiso, concentración y energía muy, muy alto. Y porque el resto del equipo viene ya con años de trabajo en las selecciones de formación, en las Ventanas, y complementa al grupo. La mezcla parece que se está acoplando y las sensaciones son buenas. Obviamente, tenemos todos claro que luego, en la competición, un mal minuto o una mala posesión pueden cambiar todo y, a la vez, que necesitarás crecer más aún para competir por las medallas.
Si los Juegos hubieran sido hace un año, Pau Gasol no hubiese estado aquí. ¿Considera casi un milagro que vaya camino de Tokio?
Creo que la palabra milagro se acerca bastante a la realidad de Pau. Le estoy viendo hacer cosas que no le había visto hacer en muchísimos años, incluso defensivamente. Y esto es realmente asombroso. La calidad y el entendimiento del juego, eso no se pierde. Pero esa capacidad, esa disponibilidad a realmente a darlo todo es algo que te hace pensar, te hace entender por qué unos son grandes jugadores y otros son leyendas.
¿Es este el caso más sorprendente que ha tenido en su carrera?
Ahora mismo, debería hacer un ejercicio de memoria, pero diría que sí. Siempre con todas las restricciones, los cuidados, la realidad está superando la imaginación.
¿Cree de alguna manera que un deportista de élite que está dos años sin competir interioriza otro tipo de cosas en su mente que le lleva a hacer esas cosas nuevas?
No creo. Es una conciencia de él, de un final de recorrido y el deseo de que la última imagen del Pau jugador esté a la altura de su increíble trayectoria. Creo que es el deseo de dejar una gran impronta en cuanto imagen y, ojalá, no sólo como imagen sino también resultados.
¿Ha visto triste a Marc? Hace dos años eran, usted y él, campeones de la NBA y luego, del mundo. Viene de un año difícil. ¿Cómo está?
Creo que, después de tantas dudas y de tener la sensación de que su cabeza y su cuerpo no daban para poder estar aquí porque estaba en un momento de cruce en su trayectoria y en su vida, Marc es muy consecuente con las decisiones que toma. Así que cuando ha entrado, realmente se le ha cambiado la cara. O, al menos, se le ha cambiado la alegría, el entusiasmo. Este grupo tiene esa capacidad, la de poder regenerar y cicatrizar las heridas de temporadas difíciles y hacer olvidar las preocupaciones, los momentos de incertidumbre. Es por eso que los jugadores vienen con gusto y quieren estar aquí.
Los últimos minutos de Ricky en el amistoso de París nos transportaron al MVP del Mundial de China. ¿La idea de equipo va a ser muy similar a aquella?
La idea es la misma desde el año 2009. Obviamente, con evolución, enriqueciendo el bagaje, ajustando, sustituyendo jugadores... Pero la identidad del equipo siempre ha sido la misma, no tiene cambios. O desvíos. Ricky ha sido el titular del equipo desde el año 2009 cuando cogí la Selección y, doce años después, estamos en las mismas. Luego la gente crece, madura, mejora, añade. Pierde en algún caso, pero Ricky es la referencia del equipo, al margen del último cuarto contra Francia. No es ese el foco. Pero su liderazgo... Con Ricky siempre me siento tranquilo. Aunque empiece mal los partidos, sé que los puede acabar bien. Porque él ya ha aprendido a estar tranquilo en esto y yo he aprendido a no angustiarme demasiado porque Ricky siempre tiene recursos técnicos y mentales para poder darle la vuelta a lo largo de los partidos.
Solemos decir que los equipos de Scariolo van de menos a más. Esta vez el formato de competición es distinto. ¿Le apura los tiempos o esto es un cuento de los analistas?
Evidentemente, cuando se juega día sí, día no, es casi imposible evitar un nivel de desgaste o enseñar todas las armas como para estar al cien por cien al inicio. Es una competición algo diferente esta vez. A nivel táctico, algo nos guardaremos. A nivel de uso de los jugadores, seguiremos las indicaciones que nos llegan de los médicos y los preparadores físicos. Eso sí, la activación mental creo que tendrá que ser diferente. La exigencia que los jugadores tienen que poner es mayor, deben tener la conciencia de que el grupo es corto y cada partido tiene un peso específico.
Que se vaya a jugar en pabellones vacíos, que se vaya a estar en burbuja... ¿Todo esto va a afectar o ya se han acostumbrado jugadores y técnicos a jugar así?
Yo ya lo he vivido. Desde luego, no es lo ideal. A nadie le gusta jugar en pabellones vacíos. Digamos que esa pasión y ese plus de energía y de actividad..., esa épica del último esfuerzo posiblemente no se respirará tanto. Pero sí que, normalmente, esta clase de partidos baja la presión. Han subido los porcentajes de tiros y eso es un factor a tener en cuenta. Otro es la comunicación en la cancha. No hay excusa para que no haya una gran cohesión en la cancha pero, sin embargo, desde el banquillo hay que tener en cuenta que lo que tú estás diciendo es público básicamente... Hay que ser inteligente con los árbitros para saber que todo lo que dice se oye... Hay bastantes cosas que hay que tener en cuenta. Viví la burbuja de la NBA.
Ha vivido la explosión de Doncic en la NBA y lo que acaba de hacer en Lituania. ¿Es un reto para un entrenador tener que preparar para Doncic o en su cabeza está más la Eslovenia de 2017 que les ganó la semifinal?
En general, son retos bonitos, divertidos. A lo largo de mi trayectoria he tenido esta clase de problemas y son los que te hacen mejorar. Si aciertas, adquieres experiencia positiva. Si fallas, te permite crecer. He podido jugar realmente contra los mejores jugadores de estas últimas décadas y cada uno ha requerido un trabajo importante. La cuestión siempre es la misma. Encontrar el equilibrio entre lo que sería ideal hacer y lo que es trasladable a los jugadores cuando apenas tienes un día para preparar un partido. Ese es el juego de la competición corta, del playoff, en los que ves incluso con claridad cuál es el escenario ideal para limitar un jugador o un equipo. Pero luego hay que pensar qué es realista, qué puedes conseguir en tan poco tiempo, cómo hacerlo, a qué renunciar, qué es irrenunciable. Ese es un poco el juego de la preparación de un partido.
Estábamos en Doncic...
Es que al margen de Doncic, que es un crack para el que los adjetivos se quedan cortos, la sensación es que Eslovenia esté un poco en una misión y eso es lo que les hace más peligrosos y lo que más me preocupa. Están todos, todos, no encontraría otro equipo que se asemeje a ellos en estos momentos. Están en la misión de su vida y en la increíble capacidad de elevar el compromiso a niveles extremos, de seguir al líder de una manera incondicional sin ningún tipo de celos. Todos están a una, todos conocen su rol y realmente parecen poseídos a veces.
¿Está impresionado?
Sí, desde luego ha sido una de las cosas que más me ha impresionado en este mes.
¿Cree que Argentina es mejor equipo ahora que en 2019? Campazzo, Deck, Bolmaro... Todos han ido dando saltos.
Teóricamente, sí. Pero esta es la época del teóricamente. Los partidos amistosos dan indicaciones muy relativas, pero teóricamente lo son.
No había dirigido todavía a Garuba. ¿Es un jugador aún verde o está para darle cosas de importancia a la Selección?
Bueno, ambas cosas. Creo que está para dar cosas en el inmediato, sobre todo si entiende que su misión es una misión, de momento, muy específica. De aportar su energía, su fortaleza, su agresividad, su capacidad de hacer jugadas que otros no pueden hacer... Pero a la vez le queda, y no sólo en el largo plazo, sino en el cortísimo, recorrido para ser un jugador cualquiera en los mecanismos. Nosotros jugamos un sistema elaborado y está mejorando, está dando pasos importantes. Y eso lo valoro. Creo que le vendrá muy bien esta experiencia porque digamos que la necesidad de adaptarse a otro mundo es básicamente lo que le espera cuando dé el salto a la NBA.
A principio de temporada dijo que Willy tenía que dar un puñetazo en la mesa. Se ha mostrado conforme con él y ha hablado de jugador consolidado. ¿Está ya en su punto de cocción?
Yo creo que Willy ha dado un buen paso en continuidad, sobre todo. Le veo, seguramente, margen de mejora en el aspecto defensivo. Pero ahí se le ve con más interés. Tiene un papel complicado, porque tiene dos jugadores por delante y es el tercero en un rol. Y el tercero de cada rol casi no juega. Pero creo que Willy es un pilar del equipo del futuro. Y eso hace que yo esté buscando la fórmula para tenerlo involucrado. Por ejemplo, en el partido contra Francia, que no estaba Pau, entró en la rotación principal del cinco y rinde, sobre todo ofensivamente. Hizo un grandísimo partido ahí aunque sufriera defensivamente con Gobert. Estoy intentando hacerle jugar minutos de cuatro también, pero no es tan fácil porque no lo ha hecho nunca. Es decir, por mi parte estoy intentando hacer todo lo posible. Porque creo que si le pasara algo a Marc o Pau en la competición, al haber conseguido mantenerlo al cien por cien con la cabeza en el equipo, estaría inmediatamente capacitado para aportar y dar un rendimiento alto. El escenario no es fácil, pero es lo que hay y Willy, como persona inteligente que es, lo ha entendido. Le he visto sereno, positivo, entusiasta y creo que va a estar ahí.
Esa guardia de corps que fue tan importante en el Mundial, Llull, Rudy, Claver, ha ido teniendo diversos problemas este año. ¿Cómo llegan?
Están bien, y eso me reafirma en que las sensaciones que da un jugador en la temporada con el club, aunque no sean buenas, no hay que tomarlas como definitivas, porque las situaciones que se producen en un club a lo largo de los meses, a veces van hacia arriba o hacia abajo. Porque el entrenador del club debe encontrar la química en su plantilla y eso a veces margina a los jugadores en algún momento. Sinceramente, un poco lo que decíamos antes de Marc y Ricky, este grupo tiene esta capacidad de revitalizar. Pasó con Llull en el Mundial. Venía de hacer una temporada bastante mala y se relanzó para el año siguiente. Les veo bien, son jugadores que nos dan fiabilidad. Tenemos que dosificar un poco su empleo pero, dentro de un engranaje, hay que tener jugadores con distintas cualidades. Y las que aportan ellos son únicas. Dentro de este grupo son cualidades extremadamente valiosas.
Se espera que sea el primer campeonato de Abrines. Siempre ha pasado algo... Ahora ha tenido unas molestias y a veces le cuesta tener toda la confianza si no se siente al cien por cien. ¿Cómo está?
Está muy bien, le veo bien. Estoy muy contento con él. Ha mejorado defensivamente, cosa rara en un tirador. No he visto muchas veces a un tirador con esa calidad mejorar defensivamente tanto en un momento no muy inicial de su carrera. Alex se reencaja en un grupo que tiene sus equilibrios y roles pero me parece que lo ha hecho a la perfección. Sé lo que me puede dar y sé lo que me dará. Tocando madera sobre cualquier problema físico que pueda haber, realmente es un jugador muy fiable a esta altura porque ha añadido una dimensión defensiva que antes no tenía. Ahora es un jugador muy aprovechable en ambos lados.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos olímpicos?
Fue México en 1968. Por ejemplo, la entrega de medallas con el guante negro de Tommie Smith y John Carlos. Fue algo que, por primera vez, me hizo preguntarme de qué iba a la cosa. No entendí. Yo desde los cinco años era un devorador de deporte. Veía todo lo que se podía ver y me gustaba ver todos los deportes. Luego tuve que especializarme... Pero el primer contacto con el racismo..., no tenía ni idea de qué iba la cosa.
Tremendo que, 53 años después, ese problema siga latente, ¿no?
Sí. Seguramente no hable muy bien del ser humano. Seguramente hay otros problemas que aprietan pero, honestamente, cuando hablas con gente te das cuenta de cómo las personas nacen, se forman todavía con prejuicios y convicciones que no están fundamentadas sobre nada. Todavía influye y tiene su peso. Veo a mis hijos, sin embargo, totalmente ajenos al problema. Al contrario, a veces les tengo que decir: cuidado que las cosas no son cien o cero. Yo también he vivido en Estados Unidos y sé un poco de lo que hablo. Pero miras con satisfacción cómo las nuevas generaciones, cuando están bien educadas, no son ese niño de siete años que era yo. Ellos saben qué ocurre pero no lo viven porque, desde que han nacido, lo han hecho en sociedades multiculturales. Yo le estoy agradecido a Marbella por eso. Mis hijos han crecido con niños afroamericanos, chinos, rusos, árabes...
Acabamos. ¿Hasta qué punto le llenaría a nivel personal que Pau y este grupo cerraran este baile con una medalla?
Sería para un anexo al documental de la serie de La Familia que hemos visto con emoción. Merecería un anexo aparte. Y no sólo Pau, igual no será el único que se va. Pero claro, él ha simbolizado una época y él ha simbolizado la capacidad del deportista español que no se conforma. De probarse, de retarse, de ponerle listones más altos, superarlos... Y en eso ha sido único y reemplazable. Igual no harán falta, gracias a su legado, demasiados ejemplos como él porque los demás van creciendo con una ambición y una capacidad de plantearse retos difícilmente imaginables hace tiempo. Pero se lo merecería y todo el mundo estaría encantado además. Porque si hay un liderazgo y una colocación histórica de una persona en un equipo, indiscutida e indiscutible, es la de Pau.