Yerry Mina, la excepción de Valverde
El técnico del Athletic, al que todos elogian por su talante, recibe duras críticas del central tras convivir en el Barça: “Durante siete meses, no me dirigió la palabra”.
Valverde es enormemente elogiado por su capacidad para gestionar grupos. A menudo se le ve con un trato cercano a los jugadores y casi todos los que han pasado por sus manos se deshacen en alabanza. Supo lidiar con la fuerte y a veces caprichosa personalidad de Messi en el Barcelona y eso le dio para hacer un máster. En sus manifestaciones siempre suele ser muy cauteloso con los jugadores que descarta y sabe colmar de piropos, pero también de realismo, a promesas que empiezan a despuntar como Nico Williams.
Pero siempre hay excepciones. Es el caso de Yerry Mina. Ambos coincidieron en el Barcelona. El central colombiano llegó al club blaugrana en el mercado invernal de la temporada 2017-18. No acabó de entrar por el ojo a Txingurri y acabó durando media temporada, llegó en invierno y se fue en verano. Apunta en una entrevista en Italia que el Real Madrid también estaba interesado, “pero yo quería ir al Barcelona”.
“Llegué y Valverde solo me habló el primer día. Durante siete meses no me dirigió la palabra. A pesar de ganar la Liga y la Copa, jugué muy poco y sufrí una lesión en el pie tras una falta de Rakitic en un entrenamiento", desvela.
Piqué y Umtiti le dejaron sin sitio. Lo pasó tan mal que “quería irme del Barcelona aunque la afición me adoraba, pero quería jugar”. Finalmente, terminó fichando por el Everton y dejando 30 millones en las arcas del club. Una decisión que fue difícil de tomar pero parecía la correcta. “Marco Silva (preparador portugués actualmente en el Fulham) me convenció para ir al Everton. Fueron cinco años fantásticos, luego pude estar con Ancelotti, un gran técnico. Empezamos bien, pero luego cinco de nosotros nos lesionamos. Pero la Premier es preciosa”, elogiaba.
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Lo cierto es que en el Everton tampoco cuajó. Las continuas lesiones le mermaron y se marchó gratis a la Fiorentina. Duró media temporada y de ahí se fue al Cagliari por medio millón de euros. Y allí sigue. Nunca volvió ser el jugador prometedor que asomó en el Palmeiras, una de las últimas perlas colombianas.
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