Xabi, redención o abismo
El Real Madrid busca en este Clásico la competitividad perdida tras el reciente serial de varapalos sin paliativos: Barça, Arsenal, PSG y el último derbi...


Torito en rodeo grande. Retorciendo la frase inmortal de Di Stéfano, el Real Madrid ha pasado de ser el temido coco en los partidos grandes a verse atropellado los días de la verdad. Xabi tiene trabajo extra para este Clásico en lo mental, porque su equipo corre el peligro de normalizar lo que nunca lo fue: perder sin paliativos en los días de exigencia extrema. Donde toda la vida se ha crecido, ahora decrece. Con los cuatro Clásicos del año pasado como cuatro latigazos aún sangrantes. Pero no los únicos...
En un club que hace de competir hasta lo impensable su modus vivendi, no dar la talla contra los otros tiburones del fútbol español y europeo duele a nivel interno. Los 11 triunfos en 12 partidos oficiales de esta campaña serían algo excelente para Xabi y su tropa de no ser porque el único patinazo fue en el Metropolitano, contra un Atlético al que el 5-2 incluso se le quedó corto y donde el Madrid fue un punching ball para el rival. Casi inaudito, de no ser porque le ocurrió en las semifinales del Mundial de Clubes contra el PSG, cuando Asencio y Rüdiger tiraron por el desagüe el partido en el minuto 8 y Luis Enrique, con el 4-0, se permitió dejar claro al mundo que levantaba el pie del acelerador y no quería más sangría. Lo que le ha pasado a Xabi comenzó con Ancelotti. Carletto lo sufrió en esos cuatro Clásicos de la temporada pasada que supusieron tres títulos yendo al otro lado del puente aéreo (Liga, Copa y Supercopa), amén del desastre contra el Arsenal en Londres (un 3-0 que fue una losa). Demasiadas y muy variadas bofetadas como para ser un accidente.
Un termómetro incómodo
Xabi, pese a ello, prefiere quitarse presión. Ayer en Valdebebas fue preguntado directamente por su plan fallido contra el PSG y el Atlético y envió la pelota a la carretera. “Tengo ganas de que el partido salga bien, de que ganemos, de que la gente disfrute y podamos celebrarlo”, respondió aséptico.

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Pero el termómetro interno en la casa blanca suele ser muy sensible en estos partidos. Ha habido proyectos que volaron por los aires en día así (Lopetegui, Benítez...) o directamente por sentirse inferior. Como aquel “es imposible ganarles ahora mismo” de Schuster antes de ir al Camp Nou en diciembre de 2008. Menos de 24 horas después (y sin darle tiempo a viajar a Barcelona) estaba firmando su finiquito...
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