Vivir de la línea de tres cuartos
El talento. A la Segunda división no se la caracteriza precisamente por ser una categoría determinada por el talento. Rigor táctico, trabajo, igualdad, presión, balón parado..., pero no talento. Sin embargo, el Racing está resultando competitivo por la calidad que ha sido capaz de juntar en una zona muy concreta del campo, la línea de tres cuartos. Son ellos, generalmente Jordi Mboula, Jorge Pombo e Íñigo Vicente, los que están salvando los números de un equipo que empieza a oler a permanencia tras su triunfo en La Rosaleda. Con solo cuatro goles de los delanteros, un unico tanto de los pivotes y sin mojar los defensas, está claro que los puntos han llegado a lomos de los trescuartistas: si sumamos el gol de Arturo y el de Yeray (que jugaban en la línea de tres cuartos cuando marcaron), a los 14 firmados por los tres titulares en la línea de tres cuartos, el 76% de los tantos marcados por los racinguistas los han marcado ellos. Casi nada. Y el factor goleador no es el único. El desequilibrio también es suyo. Y la amenaza. Es verdad que a Pombo y a Vicente se les podría pedir algo más de volumen de trabajo defensivo, pero es que si lo tuvieran estarían en Primera. Y están en el Racing. Y atados para el año que viene.
A José Alberto le sale todo
Hay que reconocerle al técnico asturiano que ha caído de pie en el Racing. Sus números son extraordinarios, solo ligeramente por debajo de los seis que ocupan puestos de ascenso o playoff, y aunque el juego no ha vuelto a alcanzar la excelencia de su presentación en sociedad en Cartagena, siempre es competitivo, con la asumible excepción de Vitoria. Eso ya tiene mérito. Pero es que además está saliendo ganador en sus apuestas más discutidas. Le salió bien lo de cambiar a Germán y Saúl García por los más que cumplidores Pol Moreno y Satrústegui, le ha dado resultado cuando decidió dejar en el banquillo a los jugones Juergen o a Pombo para meter a Aldasoro y a Sangalli, y ahora, por fin, ha salido triunfante en su apuesta por Baturina por delante de Matheus Aias, además de mandar al final de la fila a Sekou Gassama y a Cedric Omoigui. Algo debe tener el ovetense José Alberto López, que además tiene una fluida relación con el director deportivo (buena cosa en un club) y que no pierde el tiempo en esconder nada ni en adornarse en la sala de prensa. Ha salido cara.