Un sorteo que debería exigir pasar a octavos
El Sevilla es el último clasificado de la Liga, lleva dos ediciones consecutivas de la Champions sin superar la fase de grupos y navega en un mar de pesimismo más que justificado. Pero el Sevilla también estaba en el sorteo de la Champions y la fortuna, o mejor dicho, la ausencia de mala fortuna, lo ha situado junto a unos rivales que, en condiciones normales, exigen quedar segundos de grupo y pasar a octavos. Y por qué no, porque ya se hizo antaño, pelearle al Arsenal el primer puesto. Pero como mínimo, cualquier equipo de la Liga que consiga el billete para disputar la fase de grupos de la Champions debe ser mejor que el PSV Eindhoven y que el Lens. Y si no se es mejor que neerlandeses y franceses, pues será un fracaso estrepitoso.
Trae esta fase de grupos el regreso al Emirates en Londres, con el recuerdo de José Antonio Reyes. Trae también el reencuentro con la tierra prometida de Eindhoven, con su Luuk de Jong y con aquel hincha borracho al que no se le ocurrió otra cosa que intentar agredir a un armario empotrado como Dmitrovic en la pasada Europa League. Y un Lens que fue caladero de aquel Sevilla no tan lejano que sabía fichar en Francia. Rivales con historias variopintas pero asequibles a un Sevilla en condiciones normales. Las que no tiene ahora mismo, claro.