Una toalla llevó a Íñigo al hospital
Una reacción alérgica obligó a trasladar en ambulancia al capitán del Racing al servicio de urgencias del Hospital Valdecilla, donde pasó la noche
Vestido de futbolista, con botas de fútbol puestas, incluso con espinilleras. Así fue trasladado anoche Íñigo en ambulancia al servicio de urgencias de Valdecilla tras sufrir una fuerte reacción alérgica durante el descanso del partido entre el Racing y el Leganés. El episodio fue tan sorprendente y agudo que sus compañeros saltaron al campo para comenzar la segunda mitad, como el rival y el equipo arbitral, pensando que su capitán iba con ellos. Pero no. A falta de que los alergólogos realicen estudios más profundos, parece que todo derivó de una toalla con la que el de Ampuero se secó cuando se preparaba para regresar al césped. Inmediatamente de soltar la toalla comenzó a hiperventilar, a tener problemas de respiración, a ponerse rojo y el médico tomó la decisión de trasladarle de inmediato al hospital.
Íñigo Sainz-Maza ya sufrió hace algo más de dos años, tras la pandemia, otro problema de alergia mientras estaba con el Racing, nada más terminar un partido, durante el trayecto de vuelta a Santander, pero fue menos alarmante y los alergólogos pudieron determinar que el origen se encontraba en una alergia a unos productos concretos, el tomate y los frutos secos, que el capitán racinguista no consume desde entonces. Hasta anoche no había vuelto a tener ningún problema de origen alérgico. Tras pasar la noche en el servicio de urgencias, con el episodio controlado desde los primeros minutos de su estancia en el hospital, Íñigo ha sido dado de alta a primera hora de la tarde de hoy y ya descansa en su casa de Ampuero. En principio, la intención del capitán es estar mañana en La Albericia, que entrene o no dependerá de sus sensaciones y de la decisión del médico del equipo, el doctor Fernández-Divar.
En lo puramente deportivo, la repentina ausencia de Íñigo obligó a José Alberto a meter en el terrreno de juego a Fausto Tienza, que esperaba sentado en el banquillo a que el de Ampuero saltara al campo y comenzara la segunda mitad. El jugador extremeño entró en el partido sin calentar un solo segundo y, la verdad, aparentemente no lo notó en absoluto, se empleó a fondo, como acostumbra, desde el primer momento y acabó completando una buena segunda parte. Lo que sí provocó la crisis de Íñigo fue que el míster no tuviera ningún centrocampista en el banquillo (con Juergen sancionado y Arturo lesionado) durante la segunda mitad. De haberlo tenido, probablemente lo hubiera utilizado para relevar a Aritz Aldasoro en los últimos minutos. Tras un gran despliegue físico durante el partido, el guipuzcoano acabó de manera muy evidente al límite de sus fuerzas.