Una pena máxima
El sueño copero del Eibar se vio desvanecido tras errar un nuevo penalti. En liga, los once metros ya le han negado siete puntos.
Cuando la dinámica no te sonríe en el fútbol, hasta las tareas más factibles pueden acabar siendo las más complejas. Si no, que se lo digan a José Corpas. Todo un especialista en el punto de penalti que, al son de su equipo, pasa por su peor momento en una asignatura que llevaba años dominada. Segunda pena máxima del curso errada para el jiennense, cuando, antes del mismo, poseía un porcentaje de acierto del 89%. 17 penaltis transformados y solo dos fallados en la división de plata. Registro poco consecuente con el actual.
Esta temporada, el polivalente jugador azulgrana ha tomado la responsabilidad hasta en tres ocasiones. Su primer cometido llegó ante el Andorra, donde Ratti le adivinó sus intenciones. Dos meses más tarde, Martón le daría la oportunidad de redimirse ante el Albacete, con el segundo penalti del día que le brindó los tres puntos a los armeros, pero en la cita copera, la eficacia volvió a brillar por su ausencia. A diferencia del choque frente a los manchegos, Corpas no cruzó el disparo y el meta Dituro pudo leerle la trayectoria con una gran mano abajo.
De haber transformado el lanzamiento, el Eibar podría, al menos, haber forzado una prórroga que estaba mereciendo a pulso. Espoleados por la entrada del propio ‘17’ en el carril diestro, quien fabricaría la pena máxima en su primera jugada, el conjunto azulgrana multiplicó su incidencia ofensiva para acabar hundiendo a los de Eder Sarabia en su área. Así, encontró espacios en los que poder ser profundo y vertical. Adu Ares y Mada tuvieron las más claras, pero Bautista también se quedó con la miel en los labios en ciertas jugadas.
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Su negativa de cara a gol se ha extrapolado hasta los once metros. Una rama más del balón parado, que tampoco está siendo dominada por los de Ipurua. Además del recibido en Copa, al Eibar ya le han señalado cuatro penaltis a lo largo del curso y la mitad de ellos han sido desperdiciados. Nada que ver con los cometidos, donde sus rivales han tenido una eficacia del 100%. Cinco de cinco materializados. De esta manera, se le han esfumado hasta siete puntos desde el punto fatídico. Una de las labores más sencillas que, cuando la confianza no acompaña, resulta ser hasta una pena.
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