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DERBI ASTURIANO II HISTORIAS EN ROJIBLANCO (3)

Un triunfo que valió el título y el ascenso en la penúltima jornada

Quini y Ferrero firmaron hace 48 años la victoria más sonada del Sporting en Oviedo que significó el retorno a Primera y dejó sin opciones a los azules.

09-01-25. ALINEACIÓN DEL SPORTING QUE GANÓ EN OVIEDO EL 29 DE MAYO DE 1977 POR 1-2, LOGRANDO EL TÍTULO DE LIGA Y EL ASCENSO A FALTA DE UNA JORNADA. DE PIE, DE IZDA. A DCHA, DE ARRIBA ABAJO: DORIA, CASTRO, REDONDO, JOAQUÍN, NÚÑEZ, JOSE MANUEL; CIRIACO, MORÁN, QUINI, VALDÉS Y FERRERO.

Ganar en su campo al eterno rival, pero que además ese triunfo sirva para lograr el título de liga, sellar la vuelta a Primera y dejar sin opciones de ascenso al adversario es un pleno de satisfacciones que difícilmente puede disfrutar un aficionado con una victoria de su equipo. Pues eso sucedió y lo vivieron los seguidores del Sporting en Oviedo la lluviosa tarde del domingo 29 de mayo de 1977 en el viejo Carlos Tartiere.

Aquel partido fue, quizá, el momento más relevante, la mayor alegría para el Sporting en la historia de los derbis asturianos. El equipo gijonés se resarció de la mejor forma posible del descenso sufrido la temporada anterior por aquel plantel que fueron incapaces de gobernar primero Pasieguito y después el francés Sinibaldi, cuando tenían en sus filas una delantera irrepetible, con Churruca, Quini y un recién llegado Enzo Ferrero, además de contar con Morán y Megido en la plantilla.

El Sporting se presentó en Oviedo, en la penúltima jornada del campeonato, como líder indiscutible y principal aspirante al ascenso. En aquella temporada, los rojiblancos ocuparon el primer puesto de la categoría en 32 de las 38 jornadas y su posición más baja fue la tercera plaza, en dos ocasiones al inicio de la competición.

El conjunto rojiblanco llegó al derbi encabezando la tabla con 45 puntos, seguido por el Rayo (44) y con el Cádiz y el Oviedo igualados a 43 puntos. Las victorias valían entonces dos puntos y, en consecuencia, los azules podían arrebatarle la primera plaza porque el duelo de la primera vuelta en El Molinón había finalizado con empate a un gol, por lo que el gol-average particular caería del lado del equipo que lograse el triunfo.

Alarcón y Quini, autores de los dos primeros goles, en una acción del partido.
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Alarcón y Quini, autores de los dos primeros goles, en una acción del partido.

Vicente Miera, que la temporada anterior (1975-76) había dirigido al Oviedo en Primera y que acabó descendiendo también, era el entrenador del Sporting. El técnico cántabro, que había vivido como jugador rojiblanco el ascenso de 1970, iba a conjuntar un equipo que marcó, sin duda, la mejor época del club gijonés. Aquel ascenso dio paso a los años de clasificaciones continuadas para la Copa de la UEFA, el subcampeonato de Liga y las dos finales de Copa del Rey.

Pero aquel partido significó el despegue del gran Sporting de la historia. Miera apostó por el mismo once de principio a fin, es decir, sin cambios en los 90 minutos. La alineación la formaron los siguientes hombres: Castro; Redondo, Doria, José Manuel, Núñez; Joaquín, Ciriaco, Valdés; Morán, Quini y Ferrero. De todos ellos, José María ‘el Chato’ Núñez era la novedad esa temporada, cedido por el Athletic como parte del traspaso de Churruca al club bilbaíno.

El Oviedo dominó hasta que Alarcón abrió el marcador cerca de la media hora de juego, lo que provocó la reacción del Sporting. No pasaron ni cinco minutos del tanto local, cuando Quini remató en el punto de penalti un córner botado por Ciriaco, con un cabezazo picado hacia el suelo. El yugoslavo Tamor Dujkovic detuvo el cuero sobre el barro, casi en la misma línea de gol, pero el balón se le escurrió por debajo del cuerpo y acabó dentro de la portería. Durante mucho tiempo, se le acusó de haber metido el tanto en propia puerta de manera intencionada.

Lo cierto es que el Sporting se fue en busca del partido y en los minutos finales apareció Ferrero, pesadilla para la defensa azul durante todo el encuentro, para firmar la victoria. En una acción muy rápida, el extremo argentino intentó enviar el balón a Morán al otro lado del área, pero el pase lo interceptó Laguna con la mala suerte de dejarlo de nuevo a los pies de Enzo Ferrero que empalmó con la pierna derecha un trallazo inapelable al fondo de la red. Delirio del gran número de seguidores sportinguistas en unas gradas repletas de público pese al mal tiempo metereológico.

Fue el último partido de Ángel Viejo Feliú como presidente del Sporting porque al día siguiente fue proclamado Manuel Vega-Arango como nuevo mandatario rojiblanco al ser el único candidato en las elecciones a la presidencia. La victoria sportinguista en el Tartiere, unida a la derrota del Rayo ante el San Andrés y al empate del Cádiz en Getafe, proclamaban campeón al Sporting de forma matemática, con el retorno a Primera. Los jugadores rojiblancos se repartieron tres millones de pesetas como prima por aquel ascenso, contaba el diario El Comercio.

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