Un triunfo que allana el trayecto
Sin demasiados alardes, el Eibar se reencontró con los puntos en un partido donde volvió a sufrir.
Los tres puntos embolsados el pasado sábado, son nuevamente la mejor noticia de la jornada para el Eibar. Como viene siendo la tónica habitual en este inicio liguero, el conjunto guipuzcoano volvió a exponer una imagen desangelada para sacar adelante el resultado. Tan solo unas pequeñas y contadas rachas de fútbol ofensivo sobresalieron entre tanta apatía. Joseba Etxeberria apostó por darle una cara totalmente distinta al once con la incursión de los tres centrales, y pese a que el objetivo final fuera efectuado, el ‘Gallo’ no las tenía todas consigo. Al equipo le faltó alma por momentos. No solo pecó de inseguridad por no verse habituado al nuevo sistema, sino que ante la falta de pegada para cerrar el partido se vio obligado a defender su área en el ‘extra time’.
En los primeros minutos del duelo, el Eldense fue superior. En gran medida, debido a la falta de coordinación a la hora de salir a presionar: Puertas saltaba a su central (Dumic), Cristian intentaba hacerlo con el lateral diestro (Fran Gámez), mientras que Chema no podía llegar a tapar al extremo (Víctor Gracia). Esto se tradujo en largas posesiones de los alicantinos, a diferencia de los gipuzkoanos que no hacían más que perseguir sombras. Con el paso de los minutos, el técnico elgoibartarra lo ajustó y fue ahí cuando el Eibar se reencontró con Ipurua. La insistencia de buscar el balón en el campo contrario comenzó a dar sus frutos. Hacerse con el esférico en posiciones tan avanzadas, hizo que Puertas pudiera plantarse en área contraria con pocos toques. El almeriense no encontró portería en sus múltiples internadas, aunque una acción transportada por sus botas acabó por encontrar el premio del gol.
La cabeza de Jon Bautista se encargó de desequilibrar la balanza en un córner germinado por la insistencia del ‘20′. Gracias a las diferentes alternativas que ofrecía el 3-4-3, Puertas y Alkain convivieron durante mucho tiempo en la mediapunta. Tanto en los últimos instantes del primer acto, como en el comienzo del segundo. En ese intervalo de tiempo, el Eibar gozó de sus mejores oportunidades. Sin embargo, ya fuera a través de las estiradas de Mackay o la presencia de la madera, el tanto se le negó a los locales. Mientras la ventaja en el electrónico era mínima, la exigencia por los puntos comenzó a ser máxima. Todo lo que no era sumar de tres, parecía una absoluta atrocidad para una entidad sumergida en la duda por haber producido un punto de los últimos 9 posibles. Finalmente, tras sufrir en el tiempo reglamentario, los armeros se quedaron con la victoria.
Por el momento, las piezas no parecen encajar del todo. Hace tiempo que el Eibar no está dando su mejor fútbol: le cuesta horrores encontrarse en el juego, es incapaz de sellar los partidos y de no ser por el balón parado, su situación clasificatoria encendería las alarmas. Pero su técnico no se da por vencido. El ‘Gallo’ es consciente de que su equipo todavía tiene que darle un rendimiento a un mayor. Y en esas se esfuerza cada semana. Ya lo ha intentado todo. Desde el cambio de cromos (continúa sin repetir once) hasta la sustitución de un sistema que parecía intocable. Ahora bien, a falta de atinar con su mejor versión, el cuadro eibartarra está a tan solo un punto del ascenso directo. Por lo que el juego ya puede esperar.
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