Un nuevo intento frustrado que ya es tradición en Ipurua
El Eibar es el primer equipo que no consigue subir a Primera División después de jugar tres fases de ascenso seguidas.
La historia se repite en Ipurua. Después de dos años consecutivos coqueteando con los puestos de ascenso directo en la liga regular y cayendo a las primeras de cambio en el playoff, los armeros volvieron a repetir la tradición. Una costumbre que ya rompe records de índole negativa. El Eibar pasa a ser el primer equipo de todo el territorio que no logra subir a Primera División tras jugar tres fases de ascenso consecutivas (3º en 2021-22, 5º en 2022-23 y 3º en 2023-24). Ni con el cambio de entrenador, que parecía haber renovado la esperanza, el conjunto gipuzkoano pudo olvidarse de los fantasmas del pasado y con todo merecimiento acabó a merced del Oviedo.
En todos estos intentos hay un claro dominador común: quedarse a las puertas de un ascenso directo por el que lleva todo el curso luchando. El Eibar se ha quedado a tan solo un punto de subir por la vía rápida en estos últimos tres años. “Cuando un equipo acaba tercero, por mucho que tenga el factor campo y los penaltis a favor, es porque ha estado muy cerca del ascenso directo y eso te puede mermar un poco”, razonó Joseba Etxeberria nada más ser eliminado. El factor anímico ya ha demostrado ser de vital importancia en una entidad a la que le es inevitable acordarse de tiempos pasados cuando un golpe inesperado le atiza con fuerza. Prueba de ello, el primer tanto ovetense. La afición eibarzale quedó paralizada por varios minutos, mientras sobre el verde los jugadores no podían dar crédito a lo ocurrido.
Los Arbilla, Stoichkov, Corpas, Tejero y compañía volvieron a vivir la cara más dura del deporte. A pesar de tener la piel ya endurecida por los golpes recibidos, el nuevo varapalo sacudió tanto a jugadores como a una afición que volvió a estar a la altura. Los dos intentos anteriores bajaron considerablemente la moral de la parroquia eibarzale. No obstante, en los últimos meses la ilusión ya estaba por las nubes. Era, con total seguridad, la fase de ascenso en la que mejor situación llegaba el Eibar. En cuanto a juego, piernas y motivación. Con el primer envite del Tartiere, incluso las opciones aumentaron. El cuadro azulgrana necesitaba solo un empate en Ipurua. Pero las áreas dictaron sentencia y el Eibar tendrá que volver a levantarse de un nuevo intento frustrado.
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