SD Eibar

Un Eibar camaleónico

San José cambió hasta cuatro veces de sistema en el Alfonso Murube. Diferentes dibujos que mantuvieron abierto el partido hasta el final.

Un Eibar camaleónico
SD EIBAR
Asier Aurrekoetxea
Actualizado a

La vena intervencionista de Beñat San José hace tiempo que salió a la luz. Sin embargo, el pasado viernes vivió su apogeo. El Eibar se quedó muy rápido en inferioridad numérica y su técnico buscó constantemente soluciones con tal de contrarrestar la falta de efectivos. A pesar de no poder cambiar el resultado, el equipo armero hizo méritos más que suficientes como para mantenerse vivo en el duelo, no dejarse llevar por el gol encajado y hasta tener opciones de empatar. Bautista y Martón se marcharon con una ocasión manifiesta de gol cada uno. Oportunidades que no se podrían haber dado sin las diferentes operaciones ideadas desde el banquillo.

Como en prácticamente todas las jornadas anteriores, San José fue leal a su 4-2-3-1. Sistema habitual del curso anterior, que en el presente ha reforzado más que nunca. Le permite ser propositivo con balón, aguerrido sin él e intuitivo en las transiciones. Aunque, a diferencia de otras tardes, el plan inicial no estaba saliendo según lo esperado en el Alfonso Murube. El Ceuta fue capaz de instalarse en campo contrario, mientras Aleix Garrido no encontró la manera de manejar la medular azulgrana. Pero la cita podría ir a peor. A falta de 75’ de cerrar la contienda, Buta fue expulsado. Un castigo demasiado excesivo para la partida de ajedrez que se estaba desarrollando.

En inferioridad, la primera medida del donostiarra fue retrasar a Magu a la línea de cuatro centrocampistas y así el Eibar prescindió de un mediapunta. Corpas se situó en el lateral y Cubero ocupó la vacante del luso en el lateral zurdo. El remedio no curó la enfermedad y tras 15’ en los que el cuadro ceutí cuajó sus mejores momentos de la noche, Álvaro Rodríguez ingresó a la media hora con el objetivo de blindar el costado izquierdo. Aun así, los de José Juan Romero no pararon de generar superioridades por fuera. Por lo que a Beñat le tocó de nuevo actuar. En esta ocasión, mandó cerrar a Corpas como carrillero y ‘Cube’ tuvo a alguien con el que poder frenar las acometidas de Mato y Koné.

Mientras tanto, el Eibar no se veía con fuerzas como para tratar de amenazar la portería rival. Demasiado desgaste como para duplicar esfuerzos en ganar metros, pero, por el contrario, cada vez sufría menos en defensa. Hasta que el balón parado volvió a ser enemigo y el conjunto local se adelantó justo antes de llegar al descanso. Fue ahí cuando, con más tiempo para pensar y explicar el plan a su equipo, Beñat dio con la tecla.

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El último cambio de sistema, de vuelta a los cuatro defensas, generó orden y equilibrio en los armeros. En esta ocasión, prescindió de dos jugadores de banda delante de sus laterales y reforzó el centro del campo con Javi Martínez y la delantera con Martón. Funcionó casi a la perfección. Con los dos delanteros juntos, el Eibar pudo castigar la espalda de zaga ceutí y con ella, sus ocasiones empezaron a llegar. No sin coger los riesgos necesarios para lograr la remontada. Pero, si no era por la falta de puntería de los atacantes rivales, las prestaciones defensivas de los azulgranas se multiplicaron para presentarse vivos al final. Después de apechugar más de una hora de partido en desventaja numérica, se quedó a centímetros de rescatar un punto. “El Eibar siempre da la cara”, esbozó orgulloso su arquitecto.

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