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BARCELONA

Umtiti, retrato del futbolista hundido

Umtiti, que estuvo tasado en 70m€, vale 2. En los últimos cuatro años sólo ha jugado 50 partidos por sus problemas de rodilla, de los que no se recuperó por ir a su aire.

Umtiti, nuevo jugador del Lecce italiano.
Umtiti, nuevo jugador del Lecce italiano.

Samuel Umtiti aún no ha cumplido los 29 años y se marcha del Camp Nou como un futbolista hundido. Su final, sellado finalmente con una cesión al Lecce italiano, se ha alargado de manera agónica durante cuatro años, justo los que hace que renovó en una de las decisiones más graves que tomó Josep Maria Bartomeu. El presidente del Barça decidió hacer la vista gorda a unos informes médicos que desaconsejaban su ampliación y, con Pep Segura como corresponsable, le amplió el contrato a sabiendas de que el futbolista tenía machacada la rodilla izquierda.

Eran otros tiempos. Fichado procedente del Olympique de Lyon durante la Eurocopa de 2016 por unos 25 millones de euros, sus dos primeros años resultaron exuberantes. Al fin, el Barça parecía haber encontrado un recambio para Carles Puyol. Su estilo, mezcla de la exuberancia y agresvididad de su físico pero también con elegancia para sacar el balón con la pierna izquierda y ciertas dosis de liderazgo cautivaron al Camp Nou, que coreó su nombre bastantes noches en esas temporadas 2016-17 y 2017-18. Fue al final de aquella temporada cuando dio los primeros síntomas de debilidad, especialmente en la noche de Roma, cuando el Barça cayó eliminado en el Olímpico después de perder 3-0. Aquello se olvidó porque Umiti, entonces Big Sam fue campeón del mundo siendo titular indiscutible en la selección de Deschamps. Fue entonces cuando apareció en escena el Manchester United, entonces de José Mourinho, para llevárselo. Nervioso, Bartomeu no aguantó la presión del jugador, que tenía una cláusula de 60 millones de euros (entonces su valor de mercado era de 70 según Transfermarkt, el más alto que tuvo) ni del entorno y amplió su contrato hasta 2024 por unas cantidades desmesuradas que han sido una hipoteca durante cuatro años para el club.

Umtiti dejó de jugar con asiduidad en la temporada 2018-19. Además, rechazó operarse y, crecido por su condición de campeón del mundo, se recuperó a su aire en la clínica Aspetar de Doha. Como era de esperar por sus problemas en el cartílago, no funcionó. La cosa fue a peor y, en la temporada de la pandemia, decidió quitarse de en medio. Jugó de titular en Vigo después del parón y adujo unas molestias musculares para no volver a jugar a las órdenes de Setién, que a su llegada había mostrado su certeza de que recuperaría al francés.

Dos temporadas en blanco

Umtiti se ha pasado en blanco las dos últimas temporadas. Koeman intentó desprenderse de él sin éxito. Luego llegó el episodio de la reunión con Joan Laporta, desvelada por el mismo presidente, en la que el francés se le echó a llorar y pidió una oportunidad más con Xavi, que aceptó en primera instancia porque jugador y técnico comparten representante (Arturo Canales), pero que luego comprobó que rehabilitar al central para la élite era imposible. Criticado por la gente por su resistencia a marcharse, cruzando la afición incluso límites de falta de respeto y falta de sensibilidad, Umtiti tampoco hizo demasiado por encontrar soluciones hasta que finalmente ha entendido que debía salir y el Lecce se la ha jugado con él consciente de que su estado físico no es el mejor. A sus todavía 28 años, Umtiti se va después de haber jugado 133 partidos con el Barça de los que 83 fueron los dos primeros años. Un campeón del mundo que llegó a tener un valor de mercado de 70 millones y que, cuatro temporadas después, está en dos. Su carrera parece amortizada y es un futbolista hundido que persigue una última oportunidad para la redención en Lecce.