Terapia Ancelotti
Vinicius, Rodrygo y Militao volvieron a brillar con la selección brasileña. Los tres madridistas fueron titulares en la victoria contra Senegal.
Brasil venció 2-0 a Senegal en un encuentro que dejó una lectura clara: la mano de Carlo Ancelotti sigue haciendo efecto en los tres jugadores del Real Madrid que ahora dirige con la canarinha. Militao, Rodrygo y Vinicius firmaron un partido sobresaliente bajo las órdenes de su extécnico en el club blanco, que se mostró muy satisfecho con la actuación de quienes fueran piezas clave en su Madrid hasta hace apenas unos meses. Paradójicamente, el duelo llevaba el nombre de otro exmadridista entrenado por él, Casemiro, pero los tres futbolistas merengues también acapararon los focos.
Éder Militao inició el choque desde el lateral derecho, una posición que no desconoce pero en la que no es habitual verlo. Ancelotti decidió probar alternativas ante la feroz competencia que existe en el eje de la defensa de la verdeamarelha, donde Gabriel Magalhaes y Marquinhos parten con ventaja. El plan se mantuvo hasta el minuto 64, cuando el central del Arsenal tuvo que abandonar el campo lesionado y Militao volvió a su hábitat natural. Desde allí se erigió en el verdadero líder de la zaga.
Los números lo respaldan: fue el mejor de Brasil en la mayoría de estadísticas defensivas -acciones defensivas (8), despejes (5), tiros bloqueados (1) e intercepciones (2)- confirmando que su recuperación es un hecho. Ancelotti lo explicó hace unos días en una entrevista en AS: “Militao está muy bien, recuperado por completo. Al principio le pasó lo que me ocurrió a mí de jugador cuando tienes lesiones graves. Al principio te hace pensar un poco más, pero lo veo más maduro como persona de cómo era antes de sus dos lesiones de cruzado. Ha vuelto a su mejor nivel.”.
Rodrygo y Vinicius, juntos y complementarios
El italiano ya lo había dejado caer en la previa: “Vinicius y Rodrygo pueden jugar juntos. Ya están acostumbrados, lo hacían en el Real Madrid con constantes cambios de posición”. Y así fue. Rodrygo disputó 83 minutos y Vinicius llegó hasta el 90’, ambos con una incidencia notable en el juego ofensivo brasileño.
Rodrygo, arrancando desde la banda izquierda, mostró variedad en sus recursos: probó desde fuera del área, buscó portería y también vio cómo otro disparo era bloqueado. No encontró el gol, pero sí la precisión. Su asistencia a Casemiro en una falta lateral, detectando al pivote del United completamente libre, fue una muestra del peso que sigue teniendo en partidos cerrados.
Vini, en cambio, fue una tormenta eléctrica permanente. Formando dupla en ataque con Matheus Cunha, fue el jugador que más desequilibrio generó: lideró el partido en regates intentados (5) y completados (3), y estuvo cerca de asistir tanto a Rodrygo como a Estevao. Tuvo un encontronazo con Koulibaly, pero su despliegue recordó a su mejor versión: insistente, rápido y difícil de contener.
La terapia invisible
El parón de septiembre fue el primer gesto de Ancelotti en su nueva etapa con Brasil: decidió no convocar a los tres madridistas para que descansaran en Madrid. Una decisión que, a la postre, funcionó como un bálsamo. Benefició a los jugadores, recuperados física y mentalmente, y también al cuadro de Chamartín, que los recibió en plena forma. Ahora, con los tres ya incorporados a la dinámica de la Seleçao, se nota que aquella pausa fue algo más que un descanso: fue una terapia.
La victoria ante Senegal confirma que la conexión entre Ancelotti y sus antiguos pupilos sigue intacta. Y que Brasil, bajo su dirección, no solo gana resultados. También confianza, estructura y armonía futbolística. Los madridistas, reforzados, revitalizados y protagonistas, volverán a la acción el próximo martes 18 (20:30 horas), cuando Brasil se enfrente a Túnez en su siguiente compromiso. Una nueva oportunidad para comprobar hasta dónde llega la “Terapia Ancelotti”.
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