“Tenía cosas de Neymar”
Miembros de la UD San Miguel y la SD Begoña, donde se forjó el reciente fichaje rojiblanco Álvaro Djaló, hablan sobre sus enormes virtudes de niño. Ambas entidades recibirán un espaldarazo financiero por los derechos de formación.
Nacido en Vallecas, pero criado en Bilbao, el tercer fichaje más caro de la historia del Athletic, comenzó a dar sus primeras patadas a un balón en un club de la localidad basauritarra. Tras varios años como escolar en la UD San Miguel, donde todavía guarda relación con algunos de sus excompañeros, Djaló firmó por la SD Begoña, previo paso a relanzar su carrera en Portugal. A orillas del Nervión, el actual ‘14′ del SC Braga, vivió con los ‘matxorris’ sus dos años de explosión. Recién adentrada en su etapa como juvenil, Álvaro se instaló a 500 metros de la Basílica para competir por vez primera como futbolista federado.
A prueba en el club, debido a una recomendación de terceros, Djaló mostró sus buenas condiciones técnicas para convencer a su entrenador del Juvenil en aquella época, Jorge Ors, y así tener ficha en el equipo. Un permiso que no llegó hasta pasadas las dos semanas, a causa de una falta de entendimiento. “Pensábamos que era de Guinea Ecuatorial, hasta que nos dijo él que era de Madrid cuando se quedó la primera jornada de liga sin jugar. Para la siguiente semana ya tenía la ficha hecha”, comenta el técnico. Partiendo desde el costado y con habilidad para el 1 vs 1, el madrileño ya destacaba por su facilidad para fabricar cifras. “En Segunda metió veintitantos goles y en Preferente 15-16. Goles hacía, aunque más que de ‘9′ le veo en banda”, analiza Ors.
En sus dos años en Mallona, al atacante le costó hacerse un hueco. “Se ha tenido que esforzar mucho para poder llegar a donde está. Tenía a varios extremos, podía salir él como titular, que podían salir ellos”, apunta su formador. Entre uno de esos candidatos se encontraba Jokin Arriaga, excompañero y actual jugador de la primera plantilla, que marcha en cuarto lugar en el Grupo 2 de Primera Territorial. “Tenía cosas de Neymar, por su regate, los rivales solo le paraban con faltas”, remarca el extremo. Jokin, todavía en edad de cadete, encontró en Djaló un pilar en el que apoyarse: “Como era más joven, trataba de protegerme y enseñarme, hacía un poco de padre”.
Convencido de convertirse en futbolista profesional, el por aquel entonces joven de 17 años, aprovechó la época festiva de Semana Santa para testar su valía en Portugal. “Nos comentó que iba a ir a visitar a su abuela, y fue a probar a estos equipos. Igual también aprovechó para visitarla porque no he vuelto a hablar con él de ese tema”, afirma el entrenador. Finalmente, tras la desestimación del Benfica y Sporting de Portugal, Djaló firmó con los arzobispos. Ante la huida hacia tierras portuguesas, un antiguo directivo del Begoña alertó al Athletic de tal movimiento. Desde Lezama dieron luz verde a la operación dado al desinterés en el jugador que pasó a formar parte de la cantera bracarense. No sin antes regresar a Bilbao para finalizar la temporada con los ‘matxorris’.
100 años de historia
Dentro de la institución, la noticia ha sido recibida con “orgullo”. La entidad del antiguo municipio independiente, ve el fichaje de Djaló como un premio a su apuesta por el fútbol base, que llega en uno de los momentos más históricos del club. En pleno año del centenario, el Begoña recibirá una importante cantidad de dinero por los derechos del jugador. Aunque desde el club apuntan a ser prudentes, dado que todavía se desconoce el importe. “Se ha hablado de unos 200.000€ pero es mentira. Nosotros no sabemos cuánto vamos a recibir, hay muchas variables que entran en juego”, subraya un miembro de la directiva.
Ahora, el primo de otro león como Adu Ares buscará seguir la estela de históricos con pasado por ambas entidades. Véase el caso de Jesús Garay o el último pichichi de los ‘zurigorris’ Carlos Ruiz. Dos leyendas que, tras curtirse por los campos de Mallona brillaron con luz propia en el templo de San Mamés. Djaló no es más que otro ejemplo del talento que se esconde en el fútbol bizkaitarra. Un jugador que, a base de trabajo, sacrificio y atrevimiento, se ha ganado a pulso, lo que un día se propuso: el sueño de enfundarse la casaca rojiblanca en la misma Catedral. Y lo hará ante la atenta mirada de la Amatxu de Begoña, que seguirá con orgullo los pasos de su discípulo.