También en la derrota hay brotes verdes (y blancos)
Dijo José Alberto al final del partido en el Tartiere que estaba muy orgulloso de entrenar a sus jugadores. Tiene derecho a estarlo porque después de una semana con más celebraciones que entrenamientos, con un once retocado no para ganar sino para empezar a contentar a la mayoría de sus futbolistas en las dos últimas jornadas, su equipo compitió. Ante el conjunto más efectivo de la segunda vuelta y que, además, tuvo la fortuna de adelantarse en el marcador, el panorama soñado por Álvaro Cervera, probablemente uno de los entrenadores que mejor sabe administrar un 1-0. El Racing no mereció perder, el gol anulado a Aritz Aldasoro fue una licencia que se permitió, con retraso (digan lo que digan los de la tele, pitó después de terminada la prolongación de la jugada), Ais Reig. Es de esas acciones que te gustaría saber si alguna vez este árbitro ha pitado un penalti en un enganchonzito así. Da igual, como le da igual casi todo en el VAR a Pérez Pallás, el várbitro menos intervencionista de Segunda, incluso menos que Sagués Oscoz, que ya es decir. Son várbitros de Champions. Nada que objetar tampoco al Oviedo, por cierto, que junto al equipo cántabro ofreció un bonito partido de postemporada.
Al de oro
Una de las decisiones más equivocadas de Guillermo Fernández Romo en la primera parte de la temporada fue la de no contar con Aritz Aldasoro. No fue inteligente, porque le podría haber hecho muy buena labor, y no fue justo porque el de Beasain fue de los mejores en el cómputo global de la pretemporada. Pero había sido un fichaje de Martija. No le puso de titular hasta la 9ª jornada, ¡y fue de lateral derecho! Jugó mal, lógico, y acabó expulsado. José Alberto, en cambio, le puso de inicio y en su sitio, centrocampista nato, ya en Cartagena, el primer partido que dirigió al Racing. Aritz respondió y hasta marcó un gol en aquel partido que probablemente lo cambió todo. Desde entonces ha sido intocable. Con justicia. El guipuzcoano acabó ayer su temporada (sancionado desdepués de su 10ª amarilla) con la satisfacción de haber demostrado, a sí mismo el primero, que es un jugador importante en Segunda. Tiene un año más de contrato, está en el límite salarial y no sería mala cosa para ambas partes que llegaran a un acuerdo para ampliar, y mejorar, el acuerdo. Con 23 años, es de esos futbolistas que conviene siempre tener contigo. Y si sigue mejorando..., se le traspasa al Athletic, que necesita vascos fichables. Es broma. O no.